LA PUNTUALIDAD EN EL SER

Si se hace un análisis retrospectivo a conciencia de las personas que fracasan de alguna u otra forma en esta corta existencia, nos enteraremos de una cruda realidad.

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La causa principal de una vida condenada a lo más peores avatares del devenir del tiempo es  la impuntualidad. En los momentos actuales, todo el mundo habla de valores, de liderazgo. Pero en muchos labios estas palabras dejan un sabor amargo sobre todo en los que se creen paladines pero no enseñan con el ejemplo.  Claro, quién no es muy conocedor de la famosa hora peruana. Inclusive ya es una costumbre nacional. Se sabe el tiempo de inicio pero normalmente el que menos se imagina que eso empieza una hora después. Ocurre que a todo se llega tarde. En este sentido, sí se importante el evento, la asistencia siempre es después de la hora. Cómo le encanta a cierto sector de personas llegar corriendo a última hora a la reunión, a la conferencia, a la exposición, hasta cuándo se va a casar  y por último, al salón de clases. Por esta forma de ser, el joven llega cansado y físicamente está en la reunión, pero su mente está en otro sitio o pendiente del celular que con  su estridente alarma pone en sobresalto hasta el más sereno de los mortales. Por eso es que no entiende nada, por lo que desde ya va recibiendo una formación no aparente  para estos tiempos en la cual triunfa el que tiene más conocimientos actualizados. También es muy notorio que la juventud se dedique a actividades no de acuerdo para su edad, convicciones y madurez emocional como son los partidarismos irracionales. ¿Acaso no saben que solo se ama a lo que se conoce? Quién en la etapa juvenil no ha arriado la bandera de algún partido, pero una vez que egresan, adiós preferencias políticas. Es que están en la edad de la rebeldía de la protesta, de hacer eco a todo grito de libertad, de sentirse dueños de todo lo que existe. Por supuesto que si es de corazón, estamos frente a un futuro líder con ideas muy bien cimentadas, pero si es inducido por otros, o por interés económico, lo único que están haciendo es perder el preciado tiempo en necedades que no llevan a ninguna parte. No es por nada comprensible si el joven se cataloga líder  por que abraza alguna tendencia social de avanzada, pero a la misma vez se falta a clases. Entonces ¿qué liderazgo estamos hablando?, del que deja de estudiar por vivar a su partido o del que invoca a la transformación de la mente por medio del estudio, al que eleva la bandera de la superación en medio de la violencia y desocupación.. Hay que saber distinguir muy bien ¿cuáles son nuestras metas? Luego nada ni nadie debe truncar nuestras aspiraciones. Es una  disculpa insulsa  no asistir a lo que más nos interesa o suplantar los deseos de profesionalización o de logros basados en el innatismo, por actividades que no tienen nada que ver con el estudio. En esta tarea de  concientización, mucho tienen que ver los educadores, padres de familia y el joven que pise tierra firme. Todo tiene su momento. Es que para trabajar por el Perú, hay tiempo suficiente. La transformación de las estructuras nacionales no se logran solamente haciendo causa común a enfervorizados personajes de turno que prometen ser luz del pueblo siendo toda una fuerza de eclipse total. Hay que trabajar en pro del cambio sostenido, con creatividad y que depare bondades de progreso a toda la población.  ¿Por qué seguir a otros y no prepararnos para que nos sigan a nosotros?. No solamente se sirve a la patria desde un estrado con los colores y símbolos que representan una corriente de gobierno. También se es útil a la comunidad desde el escenario rojo y blanco donde el  único lema al cual se rinde culto es la verdad, detestando las falsas promesas de mentes que creen que la antigüedad es clase cuando viven totalmente desfasados y perdidos en su lejana orbita, de la realidad nacional.

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