Los grandes hombres que han enriquecido la historia universal con su sapiencia increíble, demostrada en todos los campos del saber humano y que hoy con orgullo se les recuerda y se trasmite sus conocimientos; generalmente fueron seres con profundos ideales concebidos desde sus entrañas divinales y esparcidas al viento con la voz del corazón.
Jamás claudicaron en sus postulados ni cayeron de rodillas ante el poderoso de turno o el que lucía la corona de oro por obra y gracia de la casualidad. Su fuente de convicciones al recibir la energía irremplazable de su pensamiento sin fronteras por ser el fruto genuino de su inspiración, se convirtió en una luz de sabiduría para la posteridad y que hoy mañana y siempre será patrimonio cultural de la humanidad. Por supuesto que fueron otras épocas, pero en todo tiempo hubo necesidades, guerras, violencia, inmoralidad, corrupción, prepotencia, falsía, oportunistas. Ningún tiempo fue un paraíso en la cual reinaba el amor y la paz. Pero se entiende que nada es estático y que todo se renueva y avanza con paso indetenible hacia escenarios de prosperidad. Más sucede que al abrir el telón la modernidad imparable, los adelantos científicos dejaron con la boca abierta a muchos incrédulos al paso y todo fue quedando obsoleto. Lo que un día fue una maravilla por su tecnología de punta, pasó irremediablemente al desuso. Todo fue cambiando pero menos la conciencia de ciertas inquilinos del mundo. Resulta, si bien es cierto que el hombre cada día más domina el espacio y va tras la conquista de otros planetas, en nuestra peruano terruño, todavía hay seres inhumanos que no se dominan ni a sí mismos y quieren hacerlo con los demás. Significa que los nobles ejemplos de luminarias que poblaron y residen en la faz terrena, sus virtuosos legados y mensajes eternos, ni siquiera han hecho mella o efecto en algunos individuos. Tan es así que a pesar que usan saco y corbata, aún viven en la época de las cavernas porque se otorga el umbral al que más puede. Para saber si es verdad lo que digo, basta leer los diarios o escuchar noticieros y verán que diariamente ocurren unas cosas que el orbe se ha convertido en un ámbito donde ocurren las más terribles tragedias, en que la ambición, la codicia, la envidia y la muerte son la temática principal desde que sale el sol. Además se sigue con la añeja costumbre de actuar sin lógica y por conveniencia, sin imparcialidad, con apetitos personales y no es que sean faltos de inteligencia, al contrario son tan sabios que saben muy bien a donde se arriman. Son demasiados desarrollados mentalmente pero no tienen calidad humana. De este tipo de persona el mundo está lleno. Por eso cuando se habla de crecimiento y desarrollo y solamente se hace mención al que nada tiene. Pero al ser la pobreza producto de las desigualdades sociales que propicia el mismo hombre, sería bueno indicar qué se puede hacer con el que mucho tiene en base a la explotación y de acuerdo a leyes que gobiernan a los pueblos, siempre van a ir incrementando sus ganancias porque tienen amplia libertad para hacerlo. Muchos dan gracias al cielo que exista esta vil forma de amasar riqueza porque en razón a ellos, tienen donde cobijarse en base a su servilismo sin límites que se nota de lejos. Bueno fuera que llevar una vida basada en la sumisión ahí quedase todo. El problema principal está en que si la persona tiene familia, está generando una nueva generación de incompetentes y que por leyes naturales, pueden hasta ser más finos que el progenitor porque lo malo se hereda primero. De ahí que hay que crear con urgencia una cultura de humanización permanente a través de ciencias exactas y métodos de conducta de acuerdo a nuestra idiosincrasia de tal manera que la persona se forme solidaria, con objetivos comunes, deseos de grandeza espiritual y con una inmensa visión planetaria.