EL SABER ILIMITADO

Muchas actividades, proyectos, tareas, acciones no llegan a un buen final por desconocimiento de causa simplemente.

chiri-7

Cuando la persona no sabe a dónde quiere llegar, echa por tierra toda la sapiencia habida y por haber y  llega a las incongruencias más increíbles  y a las injusticias más flagrantes que dejan mucho que desear de las capacidades  del ser. La enseñanza determina, que es muy importante emprender o realizar solamente lo que se sabe muy bien y se tiene experiencia, para no hacer el ridículo y ampararse en  la palabra que más bien parece del mediocre “en el campo se aprende”. Puede que tenga razón, pero siempre hay que tener sentido común, avanzar reflexionando, para no  caer en los oscuros vacíos que siempre dejan mal parado al que se cree capaz de volar, cuando todavía no sabe andar.  No hay que dejarse llevar por una simple corazonada, o cumplir con una minoría simplemente por complacerlo y alaben su bondad interior, porque esta opinión es pasajera y no conlleva a nada bueno, sino más bien, desnuda la verdadera personalidad de quien se pinta de estrella. Por supuesto que no todo está perdido cuando hay limitaciones. Para salir airoso de todo avatar, es preciso rodearse de personas con sapiencia comprobada de tal manera que sirvan de soporte en aras de ser una luz para todo aquel que viene en busca de soluciones convincentes e inmediatas. Porque no se puede oscurecer la luz del día y tercamente aferrarse a un estado que no se tiene. La sabiduría no viene al cerebro de la noche a la mañana, todo aprendizaje es un proceso que jamás acaba. Porque el conocimiento tiene inicio pero no tiene final y hay tantas cosas por hacer y diseñar, que la vida hasta se acaba y la búsqueda del saber continúa indeteniblemente. Este horizonte se le presenta para el que quiere aprender, pero al que no, sigue en su oscuridad porque no le interesan las buenas nuevas al pensar que con lo que sabe y  la mente iluminada de sus consejeros ocasionales, ¿para qué más?, es suficiente para vivir en paz. En esta interminable cadena humana, no basta decir  “si” por complacer a una minoría y tener gratuitos defensores asegurados que saquen la cara por la gestión que se realiza. Es simple y llanamente, darle credibilidad al que la tiene pero despojado de todo partidarismo, fanatismo o capricho personal, pues desdicen mucho de la personalidad del autor de la decisión pública. La razón es una sola y no se puede  anular la veracidad de las cosas porque un “grupo mayoritario” está de por medio. Hay que tener los suficientes atributos para defender una posición basada en la verdad y no en lo que dicta el corazón. Por eso de acuerdo a la modernidad, ya no es conveniente aspirar los más altos peldaños del mando, simplemente porque se tiene  popularidad, por ego; sino porque se tiene un amplio conocimiento de lo que se piensa hacer. De no ser así,  la derrota está anunciada con bombos y platillos y una caída estrepitosa a estas alturas de crisis y caos; es como para  nunca levantar si es que no se tiene la sapiencia necesaria como para anular errores y  empezar de nuevo pero con humildad. No es el hecho pasarse la vida probando  de aquí  y de allá, solamente en una lucha continua por subsistir. El verdadero rol del hombre está en luchar pero para dejar huellas imperecederas a través del tiempo y del espacio, pero rastros plenos de bondad por su entereza creadora. En esta reflexión se reafirma lo que ya se ha dicho en otras oportunidades y que es una gran realidad. “Solamente de puede ser feliz si se sabe a dónde se quiere llegar”

 

 

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