LA COMUNICACIÓN ORAL

Es el medio escrito, hablado, televisivo, cibernético  por el cual se enlazan los pueblos del mundo.

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Sobre esta cualidad muy esencial para el desarrollo humano, eminentes intelectuales se ha  pronunciado con sus enunciados con el fin de darle la importancia que se merece. Han esbozado una opinión de acuerdo a sus realidades y se constituyen en una luz para la humanidad. De todo lo dicho, deja entrever, que la comunicación está en relación con el grado cultural de las personas, por esta razón hay diferentes estados comunicativos que va desde lo deficiente hasta una excelente. Es por eso que existe toda una cruzada a nivel mundial para remediar esta deficiencia y lograr un grado notable de integración universal a través de la expresión vocal y gestual. Sobre este punto, los conocedores de la materia,  proponen una serie  de recursos y estrategias con la idea de mejorar el afán comunicativo, entre los que podemos citar, la recitación, la oratoria, la locución, el teatro, el canto y un sinnúmero de disciplinas que le dan solidez las relaciones sociales. Acerca de todo lo que ya está escrito, desde nuestro punto de vista, reafirmamos lo dicho, pero además de ello, debe haber la tendencia de comunicar lo que es desconocido para el oyente y no solamente anunciar  lo que más conviene. Para lograr este estado comunicativo, consideramos que aparte de todas las normas  existentes, el mensaje humano no debe ser una actitud superficial, sino la voz del mundo  interior de las personas. Por lo tanto, es muy importante la espiritualización del emisor y receptor  para que exista buena comunicación efectiva y afectiva. Desde este punto de vista, consideramos que es muy necesario,  la incursión en la poesía, en el arte literario y artístico en general que son actividades que enternecen y humanizan al que aspira la excelencia como forma de existencia. Con esto queremos decir también que comunicarse no es solamente repetir todo lo que ya está dicho, sino aportar nuevas ideas para beneficio del entorno en la cual se desarrolla la vida. Por ello es necesario hacer acopio de todo el saber existente  a través de la lectura, investigar, conocer el pensamiento de eminentes estudiosos del tema y formar un propio juicio en la cual prime la originalidad. De esa manera estaremos mejorando la comunicación. Es que siendo simples trasmisores  de pensamientos ajenos al pie de la letra,  no se llega a ninguna parte. Quienes crean su propio estilo de comunicarse y sus propias estrategias para mejorarlas; son auténticos baluartes de la orabilidad que todos queremos para bien de las futuras generaciones. Con repeticiones de moldes  comunicativos tal y conforme ha  sido escritos, no se vislumbra un buen horizonte en este aspecto tan importante  en la sociedad. Es preciso innovar, inspirarse, ofrendar a la comunidad nuevas sendas infinitas para que las juventudes encuentren sólido basamento en la cual cimenten sus formas de comunicarse. En vista que esta acción no es otra cosa que la relación entre dos o más personas a través de un mensaje que brota de las entrañas  del ser; se hace necesario volver los ojos a la Poesía Tradicional Castellana por ser el lenguaje cotidiano  en una máxima dimensión estética. Además por  nuestra predisposición para el verso octosilábico y retomar su enseñanza, por ser una de las vías que tienden a mejorar la comunicación oral y que ocupa una parte fundamental en este proceso de transformación personal, que con el tiempo y la adquisición  de mayor cultura, enriquecerá la comunicación que no se logra de la noche a la mañana, sino que va a la par con el desarrollo intelectual de la persona. Es un mal que arrastra la sociedad y de un momento a otro, no se puede corregir. Con fuerza de voluntad, constancia y aplicaciones de métodos modernos e innovativos en el habla, podremos comunicarnos mejor.

La real comunicación
Es la que nace del alma
Si no se pierde la calma
Y es del propio corazón.
Quien trasmite una opinión
Con notorio fanatismo
Atiza el antagonismo
Y se confunde  al oyente,
Por eso hay que ser consciente
¡CON VASTO POSITIVISMO!

 

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