En este mundo cambiante, obedecer la ley al pie de la letra, es tener sentido común.
Estudiar para trascender es obligación y deber. Adquirir poder con innovaciones que cambien de cara a lo que ya se ha convertido en rutina, es potestad de la persona creativa. Pero qué se puede esperar del oportunista de turno, que si bien es cierto puede estar en la cumbre de la popularidad pero con una imagen hinchada por la publicidad, cuando a la hora de la verdad, es mínimo lo que puede aportar para la solución de los problemas que aquejan a las familias en extrema pobreza. Quién no sabe que en las grandes élites gubernamentales, no prima el pensamiento de los que quieren solución para las necesidades que agobian a sus regiones; si no más prima los intereses de los grandes grupos económicos que mandan en el país y el ya casi bíblico pensamiento de los partidos de vieja data. La voz del que lucha por su tierra de origen poco se escucha por no decir, que no se les oye. Se ha hecho una real forma de gobierno, hacer causa común con el pez grande, fingir identidad y apoyo al que no lo necesita, pintarse de colores ante una población que cada vez cree menos en sus políticos porque todo no pasa de palabras vanas. Del verbo a la acción, se hace más difícil como que entre un elefante al hueco de una insignificante hormiga. Pero a pesar de todo, hay quienes se vanaglorian de sus acciones que mas huele a puro teatro que a realidad. En esta reflexión, no hay hiel al enfocar la situación actual. Lo único que se quiere son acciones verídicas que marquen diferencia, sin tanto verbo florido, palabras enfáticas, lagrimas en los ojos, demasiada expresividad en el acerbo diario en aras de convencimiento. Las obras hablan por si solos. No necesitan propaganda barata ni gigantografía adrede. En vista que los puestos son pasajeros y cuando ingresan lo hacen con bombos y platillos, fiestas, brindis, más cuando está en plena vigencia el periodo para el cual fue elegido, por sus visibles desaciertos, hay gente que reza para que acabe su reinado porque ya están cansados de su fantasías para ordenar el país. De repente me equivoco, pero son pocos o casi nadie, ha salido en hombros después de su mandato. ¿A que se debe? Simplemente excesos de promesas, cuando están ya con la banda, se muestran indiferentes con el pueblo que los eligió. Dan la impresión que les choca tener poder y mando. Quizá porque nunca lo tuvieron, es que le llegó de golpe la navidad. Muestran otra personalidad que hasta parecen desconocidos. Lo que afirmo, no es ninguna novedad, a lo largo y ancho de nuestra peruana sucede. Aquí no hay ningún invento. Por lo tanto, lo saben todos y estas poses de eminencias no se deben repetir por respeto a la colectividad que espera de sus autoridades, calidad de vida, superación de la crisis y que todos vivan dignamente y con honor. Para ello según mi punto de vista, tienen que rodearse de gente con convicciones, totalmente morales, que no vean el puesto como la ruta precisa hacia un jugoso botín. Transformadores, innovativos, desprendidos, con empatía. Ya no más los que solamente piensan en si mismo, enriquecerse junto con su familia y no importa si los demás, con cualidades; son desplazados porque más vale un aplauso fácil que valorar el talento humano en toda su dimensión. Como se podrá apreciar, el éxito de un gobierno, sea cual fuere el origen, no solamente depende del que está a la cabeza, sino quiénes le siguen en la cual no debe haber nada de improvisación. Gente que quiera trabajar por su región, que anteponga a sus intereses personales, el amor al prójimo y no utilizar el escaño obtenido para lograr sus más caros sueños de realización personal a costa del hambre de sus hermanos de sangre que lo único que piden es bienestar y vivir en paz diseñando el futuro con libertad y mucho amor.