La indecisión frente a un mundo cambiante y difícil de entender,  el futuro que se presenta inentendible  y nebuloso.

Los traumas y complejos internos, la baja autoestima que se posee,  el hecho de ser blanco de críticas de parte de los mayores; el abismo generacional entre el adulto y la juventud, las pocas oportunidades de mostrar en publico lo que se es y se sabe, las escasas motivaciones en el ámbito vivencial como para nacer dentro de la realidad y la verdad, el ambiente de inmoralidad, corrupción  y delincuencia donde se desarrolla la existencia, los escasos ejemplos de honradez que existen en el medio ambiente, la desconfianza  que generan las autoridades en la cual  sus aciertos caminan  del la mano con el desgobierno, son unas de las tantas causas por la cual la juventud no se comunica con dinamismo, eficazmente y pleno de modernidad. Es que donde quiera que se vaya y escuche, las personas más representativas en todas las facetas del desarrollo de la sociedad, una gran mayoría utiliza la magia de la palabra para engañar. Se está viviendo la era del conocimiento, pero a la vez de la mentira. El hombre se vuelve sabio  de la noche a la mañana, con títulos de vanguardia más no por lo que crea  y marca diferencia sino por lo que se copia de otros y hasta lo muestra como suyo, o lo repite sin cesar desde su altar de  gloria donde las eminencias tienen una sapiencia prestada no más, pero que por tener tal honor, miran a los demás como a gato sin cola. Es que se forma una cúpula, cofradía, o grupo y bajo una misma bandera se presta la sabiduría y por cosas del azahar, se le da alas a la incapacidad y por eso no es nada raro que alguien de sus integrantes se encumbre  de la noche a la mañana por que junto a la improvisación y la egolatría, las casualidades  abundan como por arte de magia. Por eso es que los  elegidos, por el  oportunismo, cuando están en plena línea de combate, se hieren y hasta se matan con su mismo proyectil por que son soldados de plomo nada más. Frente a este verídico ambiente, es preciso que los que tienen el don de mando sobre sus hombros, se empeñen en crear un espacio de esperanzas, de futuro promisorio para las juventudes y no se sientan solos en su ruta hacia la gloria. Al caminar solamente del brazo de la orfandad, ellos encuentran una serie tropiezos que a veces le resulta insalvable y sucumben por su falta de experiencia y se trunca un potencial que muy bien pudo dar su aporte al desarrollo nacional.  No es tan fácil aperturar ventanas de éxito para la juventud, pero al menos hay que intentarlo porque aparte que la peor gestión es la que se hace; olvidarse del sector juvenil. Es caminar sin visión en el mundo. Estamos seguros que si hubiera por adelantado una hoja de ruta para ellos, le serviría de motivación y  plenos de entusiasmo tratarían de coronar la cumbre porque saben que los frutos serán  de beneficio propio. No estarán a merced del poderoso, del prepotente, del que domina  las voluntades con dinero, del falso líder que tras una vieja bandera, cree que  tomar las riendas del país es cometer más errores que aciertos y tomarlos como gaje del oficio. Cuando  de tan solo un paso en falso de derrumba el castillo de ilusiones, no se puede ensayar fórmulas salvadoras porque la patria no es un fundo ni es un espacio de ensayos donde no importan los errores. Las disculpas ante la falla a sabiendas, huele incapacidad y el pasarlo olímpicamente por alto, a cinismo barato. Ojala  llegue el día que aquellos que hoy  avanzan entre la incertidumbre  y una lejana prosperidad, a pesar que son dejados de lado, por su coraje y deseos de cambio, tomen las riendas del país. Seguro que recién germinará en cada metro de tierra rojo y blanco, el árbol del el amor y la paz y en cada corazón peruano habrá una flor.