TODA REPETICIÓN ES UN OFENSA

Hay conocimientos  que debe ser trasmitidos tal y conforme fueron creados al no admitir cambios en su contexto porque ahí reside su razón de ser.

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Generalmente son los conocimientos lógicos matemáticos, lingüísticos y otros así por el estilo. En este caso  su aprendizaje se basa en recurrir al manantial del saber y a todo tipo de texto, o medios modernos que lo difunden lo cual significa el punto de partida y se ciñe tanto su aprehensión  como la difusión  a una ofrenda cognoscitiva de persona a persona. Más existen métodos muy necesarios para el desarrollo intelectual, diseminados en distintos veneros universales que brindan su aureola y que están al alcance de todos con un poco de fuerza de voluntad y que motivan el cultivo de la parte humana y espiritual de los hombres. En este tópico muy bien puede encajar la, identidad nacional, la interpretación de obras literarias, temas de política, economía, sociología, toma de decisiones, desarrollo personal y una serie de materias, que incrementan  la energía nerviosa del ser y que no deben ser repetidas al pie de la letra como lo dice la fuente de información ni mucho menos mostrando partidarismo adrede. En esta entrega fértil  de las buenas nuevas, solamente  debe primar el verdadero sentido común en toda su extensión. El parecer personal, la opinión sesgada según propósitos íntimos que lindan con oscuros intereses, debe quedar relegada a las cuatro paredes del hogar, la oficina, el club, las reuniones de amigos, la tertulia de los fines de semana; más no, si se trata de formar a las adolescentes de hoy y adultos del mañana. Cada joven es lo suficientemente cuerdo, preparado mentalmente y afectivamente  como para  recibir el pensamiento directo pero de manera imparcial con la cual cada uno formará  su propio concepto según su forma de pensar, sin ser influenciado por extraños sentimientos. Lo que si consideramos de acuerdo a nuestro criterio, respetando lo que opinen los especialistas; es que cada cual puede documentarse de la mejor forma posible, pero  debe interpretarlo a conciencia, analizarlo y ver si puede ser útil a nuestra realidad  conforme está diseñado, de no ser así; hay que darle forma genuina y auténticamente nacional, de tal manera que se adapte a nuestra disímil idiosincrasia y pueda dar resultados benéficos a toda la colectividad sin  algún prejuicio que nuble su fin transformador. Lo que quiere decir es que en estos tiempos de continuos cambios e innovaciones; ya no debe haber espacios para los repetidores de toda la vida o los fanáticos de siempre, que siguen con la misma cantaleta cuando nada es estático. Se puede conservar la raíz por que es la esencia que le da la vida, pero hay que proyectar esa luz  al presente y direccionarlo al mañana enriqueciendo cada vez más su aporte cultural de tal manera que cada vez sea más beneficioso a la humanidad y si ya no da fuego, dejarlo de lado porque  no necesario para la sociedad. En este sentido, la actualización de quien  concientiza la integridad humana no solamente debe limitarse a ello. Es fácil estar todos los días en la computadora familiarizándose con los descubrimientos de talentos de otras metrópolis muy ajenas a la nuestra y luego trasmitirlo a los estudiantes. Esa no más no es la tarea educativa. La verdadero labor del que se cree un Maestro es, aún sin  tratar de hacer acopio de todo el fruto de las inteligencias mundiales, con lo poco que ha asimilado, a la par que se pone al día en todo; ir creando más conocimientos, porque de lo contrario sería también un repetidor. La única diferencia está en que mientras uno irradia datos obsoletos, el otro brinda lo último en ciencia y tecnología. Esta reflexión deja en claro que solamente el que es creador cumple con la noble tarea de enseñar,  los demás son como el mar que aunque da la existencia, siempre sus olas  mueren en las solitarias playas.

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