Se puede tener una enorme capacidad de invención por herencia genética, por estudios avanzados, por el medio ambiente o un entono afín al innatismo personal, pero qué hacer ante una sociedad dividida en dos.
Una parte cerrada y solamente abierta para los adeptos que son seguidores de una misma línea impuesta por algún líder de ocasión y la otra abierta donde reina la desocupación y el delito como producto de las carencias humanas, que en lugar de acabar, avanzan a pasos agigantados. Para la solución de los problemas actuales, existen maravillosos proyectos de técnicos expertos en la materia en cuestión, que de ser aplicados en toda su dimensión, aunque sea a largo plazo, se puede encontrar el rumbo para que la economía crezca y se pueda ver la luz al otro lado de la noche. Más pero que sucede, da la impresión que hay gente interesada que el tren de la indecisión y sin derroteros determinados, continúe sin rumbo fijo y a los que verdaderamente tienen un planteamiento libre de imposiciones políticas, porque quieren servir al país y no servirse de él; no se le tienen en cuenta para nada. De acuerdo a nuestra opinión muy personal consideramos, que lo único que va a salvar al país no van a ser obligatoriamente los partidos, ni las ideologías, sino la creatividad de las personas cuajadas en la más estricta realidad y santiguada por la verdad, la conciencia y la ajusticia social; siempre y cuando emerja el pensamiento libre de cadenas, sin parámetros, ni orientada hacia fines personales o de grupos con intenciones de riqueza fácil. De esta reflexión, la historia es el mejor testigo, por lo que no es una apreciación sesgada tan solamente para dar la contra a todo lo que viene sucediendo. Es de imaginarse que una gran mayoría tiene muy buena intención pero hay tantas necesidades al rededor que hasta el más puro peca, pero ¿Hasta cuándo se va a seguir a la deriva? Mientras tanto, unos se enriquecen y otros sino mueren de hambre, cada día es un infierno que le toca vivir por el abandono moral. Hay que poner coto a esto. No puede continuar la desigualdad de manera indetenible originando una casta de allegados que la pasan muy bien mientras el talento de punta deambula por las calles sin norte definido o trabajan en otros frentes cuando muy bien podrían aportar a la formación del nuevo Perú. Si se les abren las puertas sin presiones ni manipulaciones adrede, el hombre puede dar todo de sí y diseñar la nueva patria que tanto se anhela. El cambio total no es acción de un solo hombre, es el deber de todos los que conforman la nación. Quienes unidos en un objetivo común, si diferenciar razas ni credos de Sur a Norte, de Este a Occidente y entre las tres regiones, un solo grito que salga del alma pidiendo paz y amor en todos los sectores. Que ocupen los puestos que son vitales para el desarrollo de la sociedad, los que verdaderamente se lo merecen porque reúnen los requisitos necesarios para desempeñarse con éxito. Que cada cual gane según lo que produce, que la humildad sea la mejor virtud del hombre, que se le valore a las personas y se les ubique según su talento en el mercado laboral de tal manera que los demás se sientan motivas a superarse al saber que será reconocidos por sus capacidades. Llegar a este sitial de honor no es difícil ni imposible, sino como han surgido otros países con menos extensión y riquezas que el nuestro. Los ejemplos está a la vuelta de la esquina. Lo único que falta es crear la nueva mentalidad de la superación global dejando de lado posiciones obsoletas y retrógrados postulados que en nuestros tiempos, es como viajar en carreta cuando ya se está conquistando el espacio.