El que se deja convencer por el brillo del oro en el tiempo más corto por el que no es un verdadero baluarte del desarrollo nacional, no es buen candidato al umbral de la excelencia por ser muy sugestionable a veleidades sin importancia o que tienen la vida de un clavel, que se marchita a los primeros rayos del sol.

El hombre desde que tiene uso de razón es capaz de pensar y en un término medio, están capacitados para tomar decisiones. En este caso, no es una medida aceptable dejarse convencer ante las palabras emocionadas pero a su favor de los que venden ilusiones  a incautas personas que sabiendo el mal, lo aceptan y se vuelven seguidores de la farsa. El verbo encendido, acusador, arrogante, prepotente, difamador,  convence masas anhelantes de grandezas por carecer necesidades múltiples. Pero hay que saber distinguir de quién viene, de lo contrario cada cual se convierte en promotor de la mentira al aceptar un ideología o condición en la que se mezcla progreso y entreguismo,  avance y sumisión, conquista y servilismo. No hay una edad aparente como para sentirse parte de los problemas nacionales, todo tiempo es bueno siempre y cuando se tenga una preparación adecuada para comprender lo que sucede en nuestro entorno y cómo se debe solucionar su problemática. No basta saber el desfase que nos agobia, sino tener las armas adecuadas para combatirla de raíz. No hay que ser seguidor de un  pensamiento esbozado por una persona que no cumple con lo que dice porque solo es un demagogo empedernido y lo único que anhela  es acrecentar su ego desquiciado por el desmedido afán de grandeza. Dicho en otras palabras, hay que saber a quién se le debe hacer caso. Si es una persona que aparenta una posición política  o se muestra comprometido, pero todo lo hace por algunos billetes, por orgullo o por creerse que es el líder de la nueva esperanza, sin lugar a dudas estamos ante un farsante de los tantos que deambulan por las calles de la patria del corazón. Cada cual debe poner los pies bien sobre la tierra, analizarse ¿Qué es?. ¿Quién es?. Lo que dice, manifiesta una opinión sincera, producto de su creación o ¿es fiel copia de los medios de información? Lo peor de todo es cuando se le sigue los pasos al que menos corresponde. Todo está a la vista y hay que ser bien cauto para decidir nuestra preferencia. Detrás de nosotros hay toda una generación que anhela una patria libre de la opresión originada por los mismos hermanos. Que se gana con hacer causa común con el primero que se cruza en nuestro camino, si obedece a consignas  externas que le dan la vida por su silencio y sumisión. En este caso no me explico como un joven que no lee, ni comprende lo que ocurre a su alrededor, de la noche a la mañana levanta la bandera y se declara seguidor de tal o cual  figura política, si solamente se ama lo que se conoce, lo demás es fantasía que  muere al caer la tarde. Por eso no hay que creer en castillos de ilusiones o  creer que se vive en la gloria cuando se es esclavo de la palabra ajena. Basta que pronuncie una  para que todos lloren, rían, gocen a control remoto. Esa no es vida. En la libertad del alma reside el camino hacia al éxito. En romper los barrotes que  encierran  al ser humano, está la aureola de la victoria. En darle el sitial que le corresponde a la persona por sus virtudes intelectuales. Es ahí donde reside  la perennización de un paisaje de bondades en la que  el hombre marca diferencia al ser  libre desde que raya la aurora y se proyectan en el infinito hacia dimensiones de bonanza y prosperidad.