¿Se puede hacer planes para el futuro en un país en crisis? ¿Puede haber esperanzas de cambio en la mentalidad cuando cada cual busca la suya primero? ¿Qué le espera a la juventud ante un panorama incierto?
En realidad, el mañana se torna nebuloso porque no se dan las condiciones mínimas para que la gente más oprimida tenga una luz en el horizonte oscuro de sus días. Creer que con el estudio se soluciona todo, es una muy buena idea pero es como estar preparando recién para la guerra cuando el combate está en pleno apogeo. Tiene que haber una conjunción de ideales: Pueblo unido, Universidad, Estado, fuerzas productivas y se le pueda dar a cada persona un valor negociable y confiable de primera mano y con su propio esfuerzo, sin ayuda ni recomendaciones o pagando favores, pueda alcanzar las metas soñadas. Este umbral parece lejano e imposible pero se puede lograr si se rompen los tronos de oro, las clases privilegiadas, las falsas medallas de honor, las bandas de papel, la palabra convertida en mortal armamento, el pensamiento transformado en letal ponzoña. Si cada cual es consciente de su rol sobre la tierra y dispone lo necesario porque a otros les hace más falta, se estaría actuando con empatía. Si al que nada tiene por el sistema reinante, se le da el sitial que le corresponde anulando la discriminación y todo tipo de prejuicio que perjudica el desarrollo de la existencia humana, el mundo sería un paraíso, aunque no celestial pero al menos digno se ser habitado como humano que somos. En este alcance, no hay sistema ni política aparente que si no es la del corazón comprometido con su realidad y se obtiene cuando irradia por todo el cuerpo una sangre roja y blanca que nos lleva directamente a la plenitud espiritual de realización personal. Es cuando se activa la identidad y se ama a las raíces ancestrales que son las que originan el sentimiento de peruanidad en el máximo sentido de la palabra. Los derroteros de una patria nueva, no se labra con personas que rinden culto a los círculos cerrados de acción. Se consigue con seres humanos que piensan de manera comunitaria y con fines universales de felicidad total. Así de serio es la problemática nacional. Si ese tipo de persona no existe sobre la faz de la tierra, habría que crearlo desde niño para no ser una patria en la cual el pez grande se come al chico. Lo que manifestamos en esta reflexión, no lo decimos con pesimismo ni con el motivo de herir a nadie, cada cual sabe la situación en qué se vive y de qué se vive. Quién no está al tanto que una palabra aduladora, un buen regalo, el cumplimiento a un requerimiento personal, vale más que cualquier experiencia o título obtenido en largas jornadas de estudio. Quién no sabe que el aplauso direccionado, las vivas según el dinero pagado, abren las puertas al éxito sin mayores preámbulos. Hay personas de esta calaña que toda su vida se la han pasado así, apoyando a uno, a otro para mantener el puesto. Nunca han sobresalido en nada ni han aportado lo más mínimo a la sociedad, solamente han sido una carga y por ser un peso más para el estado, todavía le han pagado y seguirá ganando hasta que Dios quiera. Se jubilan con todas sus comodidades que no la merecen y los hijos como se han criado en esa forma de existir, siguen el camino de la entrega de sus más sagradas libertades y la vida continua. Con gente así qué país puede estar en buena situación. Por eso lo que se quiere es, gente luchadora pero de manera solidaria y con sentido común.