Según los sucesos que diariamente ocurren en el ámbito social, político, económico de nuestra patria, en la cual prima la incertidumbre.
Aunque se quiera disimular; en gran parte de las instituciones, en la misma forma de actuar de cualquier persona común y corriente o los que ocupan un puesto de importancia, ojala me equivoque, se nota inseguridad al existir de alguna manera un futuro incierto porque no hay una sólida garantía para que cada cual pueda lograr sus metas o se trace un camino por donde va a discurrir su existencia. Nadie está seguro de nada. Todo cambia de la noche a la mañana. Son tantos los vaivenes de la vida que el de arriba termina abajo y el de abajo sepultado para siempre y surgen nuevos representantes del sentir popular con las ideas salvadoras de siempre pero no tan convincentes por ser las promesas de costumbre que el pueblo ya lo sabe hasta de memoria. Es poco lo novedoso que se puede observar bajo el abanico de promisiones. Ante los nuevos rostros que aparecen con su carga ilusiones o las caras antiguas pero maquilladas magistralmente para yo no parecer lobos al acecho, lo único que tiene que hacer el sufrido poblador, es sopesar los proyectos que ofertan, ver bien de quienes vienen y de salir elegidos que se ejecuten en la brevedad posible. Debe crearse alguna medida por medio de la cual cada uno cumpla con lo manifestado en campaña. En este sentido hay que ser muy sabio para elegir con acierto y buen tino a los futuros padres de la patria. En todo caso, la reflexión profunda e imparcial es lo que debe primar por sobre todas las cosas, la sinceridad de las acciones y su visión de futuro. Los problemas nacionales lo saben todos, inclusive se tiene la solución a la mano pero cuando llega la hora de la verdad, más priman los intereses personales y acaba el periodo de gobierno y la cosa sigue igual o peor. Esto debe acabar de una vez por todas. Para gusto ya está bueno. Hay que empezar formando al nuevo peruano con entereza y pundonor capaz de crear una nueva forma de vida gracias a sus conocimientos. Un nuevo baluarte con inspiración, empatía, objetivos comunes y visión solidaria de manera planetaria. El sentido de patriotismo e identidad nacional es lo que debe aflorar en los momentos en que se decide el futuro patrio. El Perú es un solo pero de una variada idiosincrasia. Tiene 24 latidos diferentes en un solo corazón por la que se debe diseñar una política especial para atender a sus múltiples necesidades. Para llegar a ello, el afán de querer vivir del dolor ajeno, enriquecerse gracias a la ingenuidad del elector, la falta de conciencia ante el padecimiento de un gran sector de peruanos desocupados, el que ya logró todo y para satisfacer su ego, quiere gobernar, la insensibilidad ante la desgracia ajena, el deseo de trascender sin esfuerzo alguno, debe acabar para siempre. Sólo el firme deseo de servir sin esperar recompensa debe imponerse a cada instante. El pueblo ya está cansado de promotores de la mentira, del lenguaje florido, de los deseos transformadores a largo plazo. La entrega y desprendimiento hacia las causas justas es lo que debe florecer en toda su dimensión para que los deseos de cambio se hagan realidad y no seguir con el eterno y crónico mal de la postergación.