Se acabó la celebración de las fiestas patrias y el mes de agosto camina junto con nosotros rumbo indetenible al fin de año.
En el escenario de la existencia humana, algunos van muy felices pues se están realizando hasta sus sueños imposibles, pero otros lo hacen cabizbajos en vista que las metas ansiadas cada vez se tornan más lejanas. Otro sector no tan mayoritario, mira con envidia al que marcha de la mano con el progreso y hasta siente alegría cuando ve que hay personas que viven confundidos con las desgracias e infortunios. Así es la vida, hay de todo en este mundo. Lo que si nos parece una broma de mal gusto, el observar o escuchar a los que fingen patriotismo por un país que ni siquiera conocen. Los que se pintan de virtuosos cuando con las justas se entienden así mismo. Los que se creen salvadores de la crisis que hoy agobia por todas partes, cuando lo que buscan es el bienestar personal y familiar. Los que se ponen a favor de la mentira y en contra de la verdad. Como huele a conformismo o simpatía obligada cuando la persona hace alegoría a lo que dijo el jefe, solamente por compromiso y seguir la corriente. Hasta hay quien celebra victorias conseguidas por oscuros designios y festeja el hundimiento de seres inocentes cuyo único delito ha sido el de ser obedientes. La verdad que esta patria bicolor es la tierra de los contrastes y de los sucesos inverosímiles. De las hazañas y proezas increíbles. De los aciertos y desaciertos. De las crudas verdades y de las fantasiosas mentiras. Es tanta la viveza criolla que te pueden vender de día y con sol el Cerro Baúl con el toro de yapa. Por esta razón, no me explico porque no hay más escritores, novelistas, ensayistas, poetas, en el orbe nacional. Si en este suelo de mi niñez, ya no hay necesidad de crear o inventar historias, comedias, tragedias para que se recreen los lectores con alguna especie literaria. Si el terror está a la vuelta de la esquina. El delito, la corrupción e inmoralidad habita hasta en el más inmaculado transeúnte que aparente humildad. A la mano se encuentra la inspiración, cada peruano puede ser el héroe de una película basada en la misma realidad. Cada familia es poseedora del drama más increíble, cada joven vive el dilema y la incertidumbre más grande de la tierra. El hombre para acabar el día tiene que hacer milagros de lo contrario al amanecer puede estar haciendo su último paseo mortuorio por la ciudad. Se ha llegado al colmo que la falsedad, es una forma de poder y el aparentar o fingir mismo actor de cine, hasta es un rasgo de la personalidad de muchos señorones que se creen adalides de una comunidad que día a día se pierde en el túnel de la orfandad. Es que los sentimientos de ayer, no son los mismos de hoy, la honradez de antaño no tendrá el mismo color en el futuro. La sinceridad del pasado no es igual al de mañana. Por eso da la impresión que la sociedad se ha deshumanizado totalmente. El que tiene la sartén por el mango utiliza los protocolos o reglamentos al pie de la letra y no con un humano sentido de justicia. Si la ley dice que el que roba va preso, se le detiene si no tiene amigos y dinero y no interesa si lo hizo porque tenía hambre. Por esta razón aconsejo a lo que quieran incursionar en el arte de la escritura, no tienen mucho que estudiar, salgan a pasear por las calles de las ciudades peruanas y encontrarán un material excelente para cumplir sus sueños literarios. Más bien no esperen demasiado porque la cosa es tan grave que va de mal en peor y le pueden ganar la primicia y no lo haga solo ya que puede darse el caso que tenga que regresar a casa pero con los pies afuera y durmiendo el sueño eterno.