HACIA EL MUNDO QUE ANHELAMOS

Todos somos conscientes de la situación en que se vive actualmente, las múltiples necesidades  que saltan a la vista a cada instante.

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Cualquier mortal es testigo como existen personas que a   pesar  de la crisis que cada vez se siente más en carne propia, aún existan personajes que se vuelven jueces y verdugos de sus mismos hermanos de  sangre  solamente porque ostentan  muy orondos la  corona del poder. El símbolo del mando,  una banda o medalla, no significa explotación, abuso, o mirar a los demás de manera despectiva. Al contrario, es cuando la persona más se debe acercar al pueblo y convertirse en depositario de la confianza de los grupos humanos que lo circundan. Tienen que pensar, que sin esos áureos ornamentos temporales, son uno más en este valle de promisiones y calamidades y así sean eminencias, sin una buena gestión la popularidad se viene abajo y la amistad se vuelve enemistad de la noche a la mañana. Hay que tener muy presente que una cosa es la sabiduría que se posee y otra es nuestra conducta como persona pública. Entonces no hay que actuar con tal hambruna como si se fuera acabar el mundo mañana. La vida continuacontinúa y es un  como un carrusel  de novedades. Hoy se pueda estar en la cresta de las olas, mañana podemos ser arrastrados por su mismo caudal de fuerza acuosa. Por lo tanto no hay porque creerse una divinidad terrenal que los milagros cada vez son más escasos y no es porque DIOS no exista sino porque la fe decrece por banalidades y la vida se torna en un infierno inacabable por culpa del mismo hombre. Es que hay individuos con un prontuario tan voluminoso que el diablo queda chico a su lado y hasta se sonroja al saber su record de maldad. Con gente así, cómo podemos hablar de desarrollo sostenido, futuro promisorio, calidad de vida, un mañana de grandezas. Es como querer arar en el mar. Ante esta realidad se impone una reestructuración de nuestros derroteros y plenos de solidaridad volver a empezar que nunca es tarde cuando hay fe en el corazón y ansias de progreso. La bondad no cuesta nada, más caro es herir al semejante. Por eso podemos afirmar que sí somos capaces de motivarnos hacia nuevas metas si aprendemos a compartir hasta lo poco que se tiene, con entrega y desprendimiento en aras de logros comunes. Este mundo no está hecho para aquel que quiere sacar provecho de todo lo que ve a su paso. Está diseñado sabiamente para aquellos que quieren alcanzar la perfección. Para quienes, sabiendo que es difícil, siguen intentándolo con avidez porque  son conscientes que ahí reside la fuente de la sabiduría y que es la madre de los más grandes inventos de la humanidad. En este caso tener conocimientos no solamente es hacer acopio de todo libro que se haya a la mano o navegar por internet y hacer suyo toda la sapiencia que ahí se encuentra. Lo rescatable es que ese legado que se adquiere, sea analizado, asimilado y conjuntamente con lo que ya conocemos, direccionarlo a nuestra realidad y que nos sirva de base para crear mayor conocimientos. Lo que significa que no hay que ser un repetidor de enseñanzas ajenas a nuestro ámbito nacional tal y conforme existen. Ayer se impartía la enseñanza como una cadena interminable, hoy con tal experiencia, que no se copie tal como existe libremente y se tome como recurso didáctico ya que son ideas un tanto  extrañas a nuestra heredad.  En adaptarlo a nuestros requerimientos está los frutos que se puedan obtener cuando los fines son para educar  a generaciones del futuro.  Por eso, la ofrenda cognoscitiva debe ser original, según nuestra idiosincrasia y que desarrolle calidad humana. Si se tiene en cuenta estas consideraciones, estaremos venciendo todo negativismo en la sociedad y podremos decir con la verdad en la mano, que se está educando para el mañana con métodos innovados que llevarán a la patria al umbral que siempre debió tener.

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