A nuestro alrededor ocurre toda una película que parece de ficción y que jamás acabará porque es la existencia misma.
Suceden las más inverosímiles historias, se escenifican las más increíbles tragedias porque cada cual lleva la vida a su manera y como más le conviene. Lo que para un grupo humano es bueno, para el otro es malo, el asunto es que casi nunca nadie se pone de acuerdo sobre una conducta de vida que satisfaga el parecer de los demás y todo transcurre en un ámbito vivencial inentendible por sus múltiples comportamientos. Es que una solución adecuada a la problemática que nos aqueja, origina otros problemas; como el nuevo estado de prosperidad, da nacimiento a otras falencias. De tal manera, que la persona nunca está contento con nada. El que nada tiene, ambiciona lo imposible. El que tiene poco, quiere más. El que más tiene, más quiere. Es todo un dilema que hasta el pobre ansía el lugar del rico y el rico ansía la vida del pobre porque la encuentra más interesante. ¿Cuando llegará el día que estemos satisfechos de lo que somos? Nos parece que nunca. Es que el mundo avanza a pasos agigantados en cuanto a más ciencia y cultura y el hombre es su principal gestor. Es como la tierra que gira y gira y no se sabe cuando va a cesar de estar en movimiento. Igual es la humanidad cuyas disímiles aspiraciones no tienen final, ni tiempo que lo ataje ni barrera que le quite las ansias de volar. Por esta razón, la decisión apropiada es adaptarse a los nuevos cambios que existen y existirán porque nada es estático. Sola la muerte es dueña de una inercia irreversible pero el hombre no. Está dotado para ejercer dominio sobre la naturaleza, sacarle el máximo provecho de su esencia prodigiosa, crear los más sofisticados complementos técnicos para que la vida continúe hacia una perfecta realización espiritual. Lo único de malo es que a más modernidad hay más violencia, a más riqueza hay menos paz. A más dominio, hay más esclavos y la mentira ha sentado su realeza en los países en desarrollo y hasta se ha constituido en una forma de gobierno que solamente crea desgobierno. Ante esta realidad, siempre debe primar y estar por encima de todo, la ética de cada uno de nosotros y que siempre debe estar por encima de la técnica. O al menos, establecer una línea melódica entre ambos y el entorno, de tal manera que no se utilice para explotar a nuestros semejantes, sino que sirva de puente entre el ser, la ciencia y el arte y el hombre pueda cumplir con su rol para lo cual fue creado. Ser promotor del amor y la paz en hermandad mundial.