DE LA DESGRACIA AJENA TAMBIÉN SE VIVE

Somos una tierra con un lento proceso de cambio en la cual su principal característica no son las novedosas estrategias económicas para superar la crisis que hoy agobia al que está acostumbrado a vivir de sus capacidades intelectuales; sino los diarios brotes de violencia de parte de los sectores oprimidos.
 
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Cada día que amanece el desaliento nacional se manifiesta con protestas callejeras,  huelgas, enfrentamientos con las fuerzas del orden y otras muestras de belicosidad de masas. La vida nacional se ha convertido en una comedia sin final donde predomina la inconducta humana por doquier. En realidad satisfacer plenamente a las incomodidades de cada peruano es difícil por no decir imposible, pero si hay que ser muy cauto en cuanto a  promesas y compromisos con las grandes mayorías en la cual la verdad debe estar de por medio. En irradiar a los cuatro vientos quimeras irrealizables puede estar el sepulcro en vida de muchos soñadores de escritorio, profetas sin paraísos y adalides de papel. Entre aperturar fuentes de trabajo en base a la explotación de recursos naturales, su industrialización y la reducción del gasto público, previa concertación nacional despojado de todo interés personal; reside el futuro patrio. De su aplicación con bases reales y científicas depende la cristalización de los ideales de existir con dignidad que tiene con todo derecho cada peruano. El planteamiento y ejecución de los sistemas de cambio; si esta vez son desarrollados por los mejores profesionales del orbe de acuerdo a sus especialidades, los resultados serán óptimos. Pero si se va a seguir en la porfía de acudir a líderes desfasados en su tiempo, luchadores de barro de notorio oportunismo, concertadores de feria; paladines solo de campañas políticas, pero incompetentes cuando están en el poder; seguiremos como estamos donde muchos estudian para nada mientras otros, sin preparación adecuada según la necesidad del puesto, sin especialización, usurpando posiciones basados en una antigüedad y experiencia que nada tiene ver  con gobernar un país o región; gozan de todas las oportunidades que le da la vida y son los que hacen votos porque el Perú continúe en una etapa crítica irreversible. Es que una gran parte de peruanos han aprendido a ser felices con las desgracias ajenas.
Más todo tiene su final y hasta el  pecado sin arrepentimiento tarde o temprano tiene su castigo y para nadie es  extraño que pisotear el talento humano  es el peor error de las sociedades actuales ya que solo el conocimiento en su máxima expresión será la antorcha que ilumine la oscuridad en el camino hacia el desarrollo de los pueblos  peruanos que a pesar de tantos años de existencia, aún seguimos en la dura lucha de encontrar y forjar una patria digna de ser vivida con orgullo y honor en brazos de la libertad y justicia; negada una y mil veces por los Judas del siglo XXI que perduran por ser el peor flagelo de la humanidad ya que lo malo nunca muere y si mueren resucitan por designios del infierno terrenal.

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