Madre que el ser me brindaste
dulce fuego maternal
por lo mucho que me amaste
eres gloria divinal.

Con el verso más florido
mi homenaje  es para ti
y yo te recuerdo así
por ser ángel muy querido.
Escribir poco  he podido
desde cuando te marchaste
recuerdo que me enseñaste
más vale la voluntad,
que el dinero en cantidad
madre que el ser me brindaste.
II
Me educaste desde abajo
con cariño verdadero
de un espíritu sincero
y lo que vale el trabajo.
Hoy mi lágrima desgajo
¡Aunque muerta eres igual¡
Tu regazo elemental
desde lejos es mi abrigo,
más siempre seré tu amigo
dulce fuego maternal.
III
Sin tener tan buena crianza
dabas tus consejos sabios
y me dictaron tus labios
un aliento de esperanza.
Es que tu alma es alabanza
con gran fe te preocupaste
pues nunca me abandonaste
al querer a tu pequeño,
no me olvidas ni en mi sueño
por lo mucho que me amaste.
                        IV
Con experiencia versada
habilidad candorosa
a la que hoy tengo de esposa
bendeciste su llegada.
Tu ausencia no está borrada
vive mi amor tan filial
contemplo tu mundo astral
y con devoción te oramos,
en la vida que hoy gozamos
eres gloria divinal.
V
Mujer de eterna bondad
que prodigas la existencia
eres arte, luz y ciencia
cultora de la amistad.
No hay mayor felicidad
que recordar tu regazo
al ser el divino lazo
de forjar mejor  futuro,
por eso con amor  puro
en la distancia te   abrazo.