Mecen tus manos la infancia
al vaivén de un son vital
luces lírica prestancia
por ser madre celestial.
Por afecto gira el mundo
que la vida continua
cae fina la garúa
y al sueño vuelve fecundo.
Al aire meditabundo
la furia de la arrogancia
con tu cálida prestancia
cesa el brillo despreciado,
más con profundo cuidado
mecen tus manos la infancia.
II
Al calor de tu regazo
germina eterna la flor
de tu cariz fiel candor
se trasmite en un abrazo.
Es inquebrantable lazo
del sentimiento especial
y en tu fuente maternal
nace hermosa la vigilia,
así marcha la familia
al vaivén de un son vital.
III
Creas junto a la ternura
paraísos divinales
ni en los instantes fatales
sientes algo de amargura.
Irradias tal galanura
desde tu grácil estancia
das fulgor en abundancia
al que más lo necesita,
por tu grandeza infinita
luces lírica prestancia.
IV
En milagrosa faena
te da la tierra sus mieses
y derrotas los reveses
hasta la triste condena.
Desechas más de una pena
con tu aurora espiritual,
en ambiente angelical
haces fiesta por tu euforia,
eres la encantada noria
por ser madre celestial.
V
Madre, luz de la existencia
manantial de resplandores
entregas rayos de amores
con tu divina presencia.
Brindas paz con insistencia
das la tierra prometida
dulce luna desprendida
en el mar de inmensidades,
eres por tus mil bondades
¡Madre de toda la vida!