Guardan las olas marinas
En su cofre de ilusión
Las entregas repentinas
¡DE PURO FUEGO Y PASION!
Fue la tibia y blanca arena
De aquel ardiente verano
El fiel testigo galano
De una dulce unión amena.
La playa, alegre, serena
Sus resacas repentinas
En las horas matutinas
Supieron de mi candor,
Y un grato encuentro de amor
GUARDAN LAS OLAS MARINAS.
II
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Todo empezó con un beso
Y caricias por doquier
Y tu cuerpo de mujer
Se estremeció de embeleso.
El mar a diario por eso
Irradia garúas finas
Como si fueran cortinas
En honor a mi locura,
Y lo evoca en su bravura
LAS ENTREGAS REPENTINAS.
IV
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Si se quiere de verdad
Y en la sangre corre fuego
No se precisa de un ruego
Y se vuelva realidad.
Lo sabe la inmensidad
De aquel lecho de emoción
Al grabar la sensación
De un furor correspondido,
Y se guardó tu gemido
EN SU COFRE DE ILUSION.
|
Aquel placer inaudito
Rememoran las gaviotas
Y dedican tiernas notas
Para ese afecto infinito.
Se quedó en su faz escrito
tan delirante visión
de la entraña, una expresión
al juntarse las dos vidas,
y aún hay brasas encendidas
¡DE PURO FUEGO Y PASION!
|
V
Hoy que al ayer atesoro
En mi alma suena el oleaje
Y al recordar el paisaje
Aún yo siento que te adoro.
Por eso el pasado afloro
Y en tu imagen me recreo
Como una hoguera me veo
Quebrando el paisaje oscuro,
Es que en vez de un gozo puro
¡FUIMOS PRESA DEL DESEO!
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