HOMENAJE AL MÚSICO PABLO DE LA CRUZ VILLANUEVA PAREDES QUE SE ENCUENTRA RESIDIENDO EN LA CIUDAD DE TACNA.Hay seres en el mundo que necesitan practicar una serie de trabajos y descubrir para qué labor tienen habilidades y ocupar un lugar en la sociedad. Hay personas que necesitan realizar sus labores horas y horas para aprender un oficio, otros necesitan estudiar día y noche y toda la vida para desempeñarse en una carrera profesional y tener éxito. Hay más avezados que requieren de mentir durante su existencia y tener todo un séquito de seguidores a sueldo para obtener la cima de la popularidad y por ende una buena posición económica. Más dentro de la gama de oportunidades que existen para lograr la trascendencia humana; hay quienes por tener cualidades genuinas, le basta adquirir un poco de conocimiento a fuerza de voluntad y con el desempeño diario de la misma función, van adquiriendo la cualidad que necesitan para traspasar las riberas del tiempo y perennizarse en el gusto popular por la excelencia de su acciones u ofrendas que les nacen del alma.Este es el caso del maestro de la guitarra don Pablo de la Cruz Villanueva Paredes, quien por esas cosas del destino y de la providencia, se quedó a vivir en Moquegua y la quiere como si fuese su segunda tierra. Pablo nació en Lima y es hijo de Eduardo Villanueva Montenegro, más conocido como “El Cantor Proletario”, quien fue un gran guitarrista, cantante compositor y discípulo del gran Felipe Pinglo Alva. En este sentido Pablo viene de una familia de artistas, ha heredado las virtudes de su padre y se cumple a cabalidad el dicho popular que reza “de raza le viene al galgo tener las orejas largas”.En la ciudad Capital poco poco fue adquiriendo nombradía como guitarrista y llega a integrar el grupo “Los Mestizos” junto con Rafael Zapata y Guillermo Meza y por esos tiempos alcanza gran popularidad. Tuvo la oportunidad de ser la primera guitarra de grandes de la canción nacional como Jesús Vásquez, Panchito Jiménez, Luis Abanto Morales, Manuel Donayre, Lucía de la Cruz, Maritza Rodríguez. De tocar con Julio y Máximo Dávila, Javier Munayco. Actuar en televisión con el “Ronco” Román Gámez y en diversos canales de la TV nacional, hizo giras por todo el Perú difundiendo la música nacional a lado de diferentes artistas como Ramón Avilés, Félix Martínez “El chévere” y muchos más. Fue gran amigo del compositor nacional Manuel Acosta Ojeda a quien lo acompañó con su vihuela en múltiples encuentros criollos. Tuvo una gran trayectoria artística que queda grabada para siempre en los discos de carbón de aquella época y que son legados para la posteridad. Como se podrá apreciar Pablo de la Cruz Villanueva Paredes es extraordinario guitarrista, cantante, arreglista musical, compositor de música, además fabrica guitarras, cajones criollos y cajitas, que en su apogeo acompañó a las más grandes figuras de la canción criolla presentándose a nivel Perú. Actuó en diversos medios de difusión y es una gloria de la canción nuestra y que vivió más de 35 años en Moquegua, pero ya no está con nosotros, actualmente reside Tacna. El motivo de esta evocación es recordar que el gran artista Pablo Villanueva se fue porque en nuestra ciudad no tenía las oportunidades de trabajo como para llevar una existencia cómoda y cubrir sus principales necesidades. Era muy conocido pero ocurre lo de siempre. Las amistades por la forma rápida que viven y problemas familiares, laborales que no faltan; a veces no tienen en cuenta lo que padecen las personas amigas y solamente se acuerdan cuando los necesitan para un evento. Ocurre también que saben los problemas, pero no están en condiciones de dar apoyo. Algunas autoridades, no todas felizmente; dan más importancia al quehacer administrativo, a las obras civiles que pide el pueblo para que tengan trabajo y aseguren sus ingresos. Más lo que corresponde a la cultura se deja de lado o no se da la mano simplemente porque carecen de presupuestos. Lo que denota que su grado cultural; no siempre va de la mano con su grado académico o del cargo que ocupan. Ante esta cruel realidad, de manera muy personal; considero que una ubicación aparente para Pablo fue posible. Si siempre sobresalió en la música por sus cualidades; pero quizá para algunos paso desapercibido su presencia en la tierra del sol, por ser de distintos lugares y que solo vienen por trabajos eventuales. Más pero es preciso que sepan que con nosotros vivió un gran valor del acervo criollo pero que injustamente no fue valorado en su real dimensión. Con la experiencia que tiene Pablo, debió ser incorporado al magisterio para que enseñe lo que muy bien sabe. Tuvo que ser así por ley. Si las instituciones educativas no tenían una persona de la categoría de Pablo, muy bien él pudo haber volcado en la juventud todo lo aprendido en sus años de entrega al cantar patrio y generar nuevos valores en Moquegua creando identidad musical en la juventud. Hacerlo, no sería la primera vez. La profesora Celia Badoino en 1990 cuando era Directora de la DREMO hizo los trámites para que enseñe guitarra en los colegios y hubo buenos resultados. Esa muy noble ayuda pudo continuar pero acabó su periodo y nuevamente Pablo era un desocupado más en la tierra del sol. Esta actividad en las IE., o Centros Superiores, no es raro, porque en otros lugares, ya se hecho realidad. No hay que olvidar que Paco Maceda de “Los Kipus” hasta antes de morir enseñaba coros y guitarra en el glorioso Colegio Militar Leoncio Prado, de igual manera Adolfo Zelada, guitarra mayor, da a conocer los secretos de este instrumento en la UNI. Alejandro Bisetti, decimista nacional y campeón nacional de marinera, enseña en la Universidad Lima dicho baile. Carmencita Lara, dictaba clases de canto en los colegios de Lima y sin ir muy lejos don Oscar Avilés fue declarado Doctor Honoris Causa en la guitarra por la UNMSM, la decana de América. Hay muchos ejemplos para mencionar pero lo que importa resaltar y causa sorpresa es que no se hayan puesto las dos manos en el corazón ubicándolo en el sitial que le corresponde porque ha escrito la historia de su vida con sus propias manos entre armonías musicales y es un ejemplo de innatismo para las presentes y generaciones futuras. Sin tratar de buscar culpables; pues cada cual sabe lo que tiene que hacer por ser su objetivo o sencillamente por humanidad desprendida que todos debemos tener en el lugar que nos encontremos; solamente llamar a la reflexión, que la valoración de las aptitudes del ser, debe estar por encima de toda limitación. De haber sido así, se hubiera desterrado para siempre la mala costumbre de reconocer a las personas solamente después que mueren. Ojala este drama no se vuelva a repetir con ningún cultor del arte que está en actividad. Nunca es tarde, aún es tiempo de traer a Pablo y darle una oportunidad laboral o al menos hacerle una despedida con todos los honores que muy bien se lo merece y entregarle un presente significativo como para que se sienta agradecido de Moquegua , hoy, mañana y siempre.
