Al ser corta la existencia
entre el joven y vejez
no hay la huella de importancia
si no se vive a la vez.
Quien vegeta en realidad
la corona no se ciñe
de blanco el pelo tiñe
frente al peso de la edad.
Ante poca actividad.
sí jamás lució fragancia
por ausente de constancia
se marchita su talento,
más se le acaba el momento
al ser corta la distancia.
II
Los tiempos de lozanía
después de un lapso fraterno
al dar paso a crudo invierno
el horizonte se enfría.
Si no forja su valía
logrando su placidez
no habrá fina solidez
y de rumbo será escaso,
hay no más un solo paso
entre el joven y vejez.
III
Si su fin es la comida
y ampararse en el amigo
va camino al cruel castigo
que la inercia consolida.
Su mañana dilapida
sin tener segura estancia
al ser pura extravagancia
el mañana se le parte,
más si de nada comparte
no hay la huella de importancia.
IV
Hay que buscar el ascenso
sin dejar el grato goce
y no ser quien no conoce
el deleite más extenso.
De la dicha andar propenso
entre vasta calidez
aun sin tanta candidez
no tener ruta vacía,
que tormento es cada día
si no se vive a la vez.
V
Como si queda un segundo
de existencia palpitante
disfrutar en todo instante
con sentimiento profundo.
Demostrar un don fecundo
bajo euforia verdadera
y brindar la primavera
tras el afecto sincero,
que así se tenga dinero
la energía es pasajera
