No hay silencio que más hiere
que tu acendrado mutismo
es como un sueño que muere
sepultando mi optimismo.

Mi sentimiento repito
más tu frío corazón
no hace caso a mi expresión
a pesar que es infinito.
Si lo mío no es fortuito
soy quien tiempo te prefiere
y haces que me desespere
pero no sé de tu acervo,
que por escaso tu verbo
no hay silencio que más hiere.
II
Si tu amor darme no puedes
no me has dicho una razón
a pesar que mi pasión
prisionero es de tus redes.
La respuesta a que no cedes
no lo sé con realismo
ni siquiera aun yo mismo
se tu cambio de actitud,
pues no tengo más quietud
que tu acendrado mutismo.
III
Mi pecado es sólo amarte
ser tu dicha es mi delito
más me parece inaudito
tener culpa por buscarte.
Mi delirio es adorarte
así la tierra se entere
sí soy el que más te quiere
sin ninguna restricción,
más si no hay tu aceptación
es como un sueño que muere.
IV
Que sólo es mío tu afecto
escucharte es mi ilusión
es que sólo tu versión
me dará el sitial correcto.
Sólo tu eres lo perfecto
donde no hay un espejismo
que yo ansío formalismo
y mi desdicha mitigues,
pues sin palabras tu sigues
sepultando mi optimismo.
V
Por eso preciosa dime
de tu vida qué soy yo
o tal vez el que soñó
y abandonado cruel gime.
Esa duda en mi suprime
para saber lo que es cielo
pues de un orbe sin desvelo
no más tú eres dicha clave,
siendo cual trino del ave
que a mi otoño da consuelo
