A LA EDAD DE LA INOCIENCIA

Al niño sin dan labores
por ser rasgo incompetente
son los más nulos albores
de la persona inconsciente.

Por ser de una corta edad
en plena etapa infantil
se merece real candil
ajeno a la mezquindad.
Si no ven su inmensidad
ni causarle mil temores
renacerán sus fulgores
sin ser el instante duro,
pues se opaca su futuro
al niño sin dan labores.
II
Ni por la necesidad
se le delega funciones
siendo las atribuciones
no propias a su bondad.
Su humanista calidad
es de recreo latente
más no trabajo imponente
de una acción irrazonable,
hoy por nada es aplicable
por el rasgo incompetente.
III
Si hay cariño va contento
arrullarlo es un deber
más no debe padecer
por generar un sustento.
Los que brindan alimento
de padres son sus labores
y bajo un clima de amores
no dar un norte confuso,
pues del que impone el abuso
son los más nulos albores.
IV
Es una fuente de unión
la joya de luz sin par
y al ser ángel del hogar
delega humana visión.
Sería una incorrección
darle tarea inclemente
ocuparlo duramente
en un espacio humillante,
al ser idea indignante
de la persona inconsciente.
V
Si la infancia se potencia
brindándole amor y paz
de la vida es tierno el haz
honrandolo a la conciencia.
Sin la fingida apariencia
tan solo darle armonía
y por su innata valía
en obrar no se le inquiete,
ni a su esencia se sujete
a la perpetua alegría.
VI
Es motivo del afecto
y de eterna comprensión
al ser ruta de emoción
por su estado tan perfecto.
Más sería cruel defecto
si recicla o hay maltrato
pues por su imagen de innato
hay que darle bienestar
un sentido singular
con el verbo más sensato.
 

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