Hay llanto y risa al segundo
la abundancia y mezquindad
al ser el teatro del mundo
las calles de mi ciudad.
Los disímiles estados
de las conductas humanas
se reflejan muy galanas
hasta en los más consagrados.
No faltan sacrificados
en tono meditabundo
o de paso el iracundo
tras cruel ira sin finales,
es que en ámbitos sociales
hay risa y llanto al segundo.
II
Unos lucen alegría
otros algo de tristeza
pero junto a la vileza
hay la vil melancolía.
Se ve la mirada fría
con alguna indignidad
o la falsa potestad
como el rictus de traición,
existiendo en población
la abundancia y mezquindad.
III
Hay el rostro del pedante
del injusto su careta
Se difama tal faceta
si ante todo es arrogante.
Circunda el fiero semblante
o el de aspecto furibundo
destella el ser infecundo
que el logro eterno reclama,
se va forjandose el drama
al ser el teatro del mundo.
IV
Es espectáculo aparte
cada avenida o jirón
pues se traslada el felón
opacando al gran baluarte.
La misma acera comparte
tanto el mal y la bondad
y se enloda a la verdad
porque el defecto lo asedia,
pues son más que una tragedia
las calles de mi ciudad.
V
A diario ocurre la escena
más ya se ha vuelto costumbre
pues el que vive en la cumbre
no se enoja, ni se apena.
Como sigue la cadena
donde hay belleza entre abrojos
ante inclementes despojos
solo queda consentirlos,
que dan ganas de aplaudirlos
con lágrimas en los ojos.