Marchita el alma la tengo
por separarte de mí
como esperanza no obtengo
dichoso no soy sin ti

Fue  por causas del destino
que nos juntamos un día
y el cariño y la ambrosía
nos deparó fiel camino.
Por tal orbe cristalino
hoy recordándolo vengo
si  base firme provengo
pues la duda es singular,
es que al tener ya  tu hogar
marchita el alma la tengo.
II
A razón de mi fracaso
asomo a la soledad
doliéndome la orfandad
sin que recupere el paso.
Más no siendo único caso
tal lección ya la aprendí
la culpa  no nace en  mí
es de ambos desde luego,
que sin brújula navego
por separarte de mí.
III
Sé que estas en otros brazos
con los frutos en tu haber
más te adoro por doquier
que aun anhelo firmes lazos.
Llenarte  plena de abrazos
es la meta que mantengo
y en soñarte me entretengo
si el tenerte no se esfuma,
la cruel nostalgia me abruma
como esperanza no obtengo.
IV
No pienso en todo sentido
y no creo equivocarme
tú no más podrías darme
el afecto que he perdido.
Eres mujer  sin olvido
que por nada conocí
por eso cuando te vi
dije –perderte- jamás,
pues si a mi lado no estás
dichoso no soy sin ti.
V
Mis arrullos por doquier
a tu corazón daría
y pasión me inventaría
para brindarte placer.
De la experiencia de ayer
y lo que el tiempo me dio
es lo que  te ofrezco yo
un sentimiento muy puro,
comprenderás te aseguro
que al fin tu gloria llegó.
VI
No hay solución aparente
más para todo hay salida
tu sigues siendo mi vida
porque te llevo en la mente.
Te veo linda en mi fuente
con tu perfume de flor
y si quieres mi candor
habrá una forma de amarnos,
eternamente entregarnos
a las llamas del amor.

 216-12—22