Al alargarse las horas
Del tenue fúnebre invierno
Voy que existo sin auroras
¡YA MUY CERCA DEL ETERNO!
Por el clima lacerante
Que tiritan mis entrañas
Lo hieren como guadañas
A mi cuerpo agonizante.
No hay nada que lo suplante
A mis fuerzas creadoras
Si hasta en las aves canoras
Asoman su palidez
Y reina la frigidez
AL ALARGARSE LAS HORAS.
II
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Surge la desolación
En los huérfanos del alma
Y no queda algo de calma
En planetaria mansión.
Se da paso a la oración
En el horizonte externo
Y avizorando el interno
Lo que impera es el encono,
Y me deja el abandono
YA MUY CERCA DEL ETERNO.
V
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Al ser, ante la frialdad
Se nublan aspiraciones
Y surgen vacilaciones
En la frágil heredad.
Se quiebra la fiel bondad
Aparece el no fraterno
Y en el espacio moderno
A la natura desligo,
Y mi piel sufre el castigo
DEL TENUE FÚNEBRE INVIERNO.
III
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Nunca falta algún vecino
Que en un acto de avaricia
Por el logro se desquicia
Y comete un desatino.
Si lo acompaña el cretino
Se genera la traición
Y hasta la desilusión
Lo condena si reclama,
y el tétrico panorama
INVITA A LA REFLEXIÓN.
VI
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Esa gélida heredad
Aborrece al positivo
Y un entorno negativo
Asume la sociedad.
Agobia la vanidad
y palabras redentoras
Dejan rutas incoloras
En el orbe fascinante,
Y por la bruma asfixiante
VOY QUE EXISTO SIN AURORAS. |
Cuando el ámbito silente
Agobia hasta el corazón
Se marchita la ilusión
Y hasta el paso es decadente.
Cuando hay que avanzar al frente
Con la bienaventuranza
Y el estrellato se alcanza
En el orbe deslumbrante,
que en la penumbra inquietante
¡HAY UN HALO DE ESPERANZA! |
2016-12-21
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