Al no ser mío tu encanto
a pesar que eres mi vida
me da tu ausencia, quebranto
por tener el alma herida.
Cuando yo te conocí
le di las gracias al cielo
pues se cumplía un anhelo
que ni en sueños lo sentí.
Dicha inmensa hubo en mí
y casi al borde del llanto
fuiste el caluroso manto
dando abrigo a mi entereza,
hoy me ahogo en la tristeza
al no ser mío tu encanto.
II
El sentimiento más puro
te brindaba en el instante
y tu esencia tan fragrante
correspondía a mi apuro.
Por eso en mi fue muy duro
cuando llegó tu partida
pues con mi fe ya perdida
hay dolor en todo aspecto,
más sin fin no fue tu afecto
a pesar que eras mi vida.
III
Sin tu cariño total
y mi pasión en torrente
formamos afín la fuente
de comprensión especial.
Tu figura angelical
suficiente fue entretanto
en inocencia de canto
candor supiste brindarme,
por eso al acostumbrarme
me da tu ausencia quebranto.
IV
Comunión espiritual
sólo había entre los dos
es testigo nuestro Dios
de aquel lazo divinal.
Hubo un halo angelical
y una aurora desprendida
nos daba luz extendida
más se truncó en un momento,
que hoy agobia el desaliento
por tener el alma herida.
V
Entre mi sueño y la euforia
es tremenda la distancia
y mi ser sin tu fragancia
se derrumba en vana gloria.
Vacía quedó la noria
pues mi soledad asume
más no soy el que presume
ni se acomoda a deslices,
que en tus recuerdos felices
mi latido se consume.
VI
Lo que de alma pude darte
con un inmenso placer
aun recibes de otro ser
que me duele al evocarte.
Hoy mi entraña hasta se parte
pues me falta tu presencia
y perdona mi insistencia
mujer de luz primorosa,
es que tú eres por hermosa
la razón de mi existencia.
2016-07-29