En heredad nacional, los más grandes problemas que aquejan a la sociedad son de conocimiento general.
Cada persona según su apreciación, esboza una salida a tal o cual inconveniente que acecha a la sociedad. Los especialistas en cada caso, dan a conocer sus estrategias para darle la debida solución al desfase que agobia a la comunidad. Hay el muy noble profesional o el de innatismo floreciente que por sus lauros obtenidos son capaces de generar el bienestar general en los sectores de extrema pobreza. Los líderes de mentes iluminadas ofrendan fórmulas mágicas para hacer de un páramo de soledades un oasis de esperanzas a través del ingenio humano. Más si todo se sabe, por qué no se toman cartas en el asunto, se soluciona y se delega más calidad de vida a la población peruana. Es que para iniciar la ruta del cambio sostenido y estar a la altura de las grandes ciudades, aún falta un tramo muy largo por recorrer. Con el perdón de las eminencias actuales, talentos de primer orden, intelectuales sin barreras, lídere políticos. En pleno sigo XXI, aun el hombre no se ha podido despegar, dejar de lado, sepultarlo para siempre a la avaricia, la ambición, el deseo de grandeza. El poder económico es el primer y gran sueño del hombre. Lo demás es secundario. Son escasos los hombres desprendidos, desinteresados, con la entereza de dar todo por los más necesitados, con deseo de servir sin esperar recompensa, plenos de patriotismo. Más se busca el acomodo, el beneficio fácil, formar una tenebrosa cofradía y vivir como si ellos solamente existieran en la tierra y tienen todas las facilidades los que conforman el núcleo inexpugnable y es donde ocurren las más oscuros negociados pero todo se oculta tras un halago barato. En esta difícil encrucijada, como siempre hay honrosas excepciones, más no son todos pero son. Si fuera mentira lo que digo. Para nadie es desconocido que en el espacio nacional, un sinnúmero de personas de alto grado académico, baluartes de la democracia, adalides de la ciencia y la cultura, representantes del conocimiento en sus diferentes facetas. Si no están purgando un delito en algún penal de alta seguridad, están prófugos de la justicia. En esta miscelánea de joyas de vitrina no sólo son civiles, hay militares y religiosos. Lo que demuestra que hay corrupción en todos los sectores del ámbito nuestro. Por ello es necesaria una verdadera transformación de nuestros esquemas de crecimiento y desarrollo que ya son obsoletos, una revolución mental en la que prime la equidad, el respeto, el amor y la paz, partiendo desde los colegios. En esta reforma el maestro es el innovador de la nueva imagen que debe tener el Perú. Además que la educación superior técnica y universitaria deje de ser un negocio muy rentable y sea impartida por verdaderos ejemplos de sapiencia, con desprendimiento y vocación, de tal manera que el nuevo profesional vea en su formador un auténtico ejemplo a seguir. Que a lo largo y ancho de la patria se valore las cualidades cognoscitivas del ser y según ello se le coloque en el pedestal que les corresponde. Más cada habitante donde quiera que se encuentre, no sea solamente un crónico consumista; ni uno más del montón, sino un auténtico luchador social con identidad, conciencia, convicción y pureza de espíritu y que con cariño sagrado, eleve diariamente la bandera de la peruanidad hasta los más altos y lejanos confines del mundo, con el mismo afecto que se siente hacia DIOS.