La realización del ser humano en toda su dimensión no es obra de la casualidad, depende de una serie de atributos que debe desarrollar la persona en el transcurso de su existencia si quiere lograr un sitial de honor en el corto paseo terrenal.
Desde las cualidades físicas, de salud hasta el sueño de lo que se quiere ser interviene en cimentar el logro tan esperado. En este lapso hacia la excelencia no vale desesperarse por alcanzar el pódium de la eternidad. Todo cae por su propio peso. La naturaleza es sabia y le tiene separado un trono a cada cual y llega después del esfuerzo y sacrificio en aras de la consagración total. Si la vida se direcciona por el sendero de las buenas costumbres, se va edificando el escenario para que germine un horizonte de promisiones y que llevará al ser a los altares de la consolidación de metas y propósitos. El estudio, la actuación de acuerdo a la modernidad, el desarrollo de las predisposiciones genéticas, la acumulación de experiencia, la perseverancia, el tesón, la constancia persistente; juega un rol muy importante en la formación del futuro adalid del conocimiento. Oportunidades de éxito hay para todos en el escenario vital donde discurren los días de cada uno. Más hay que tener en cuenta un ángulo muy importante de esta transformación. Se puede tener toda la voluntad del mundo de trascender en el tiempo y el espacio, pero no faltan las personas que forman su grupo, los núcleos inexpugnables donde sólo tienen acceso los que hablan el mismo idioma de ayuda mutua entre ellos, tapando hasta los desfases más increíbles de la que son autores principales. Estas cofradías generalmente no permiten a quienes no comulgan la misma idea y forma de ser y así se trate de un gran intelectual, se le margina y se le cierran las puertas a perpetuidad. La no valoración del talento ajeno que sobresale por méritos propios les cae como un balazo a quemarropa y se le trunca sus sueños de seguir por la senda de la investigación y creatividad. Si son instituciones particulares se sienten dueños del ente al cual pertenecen. Si son públicas se connotan reyes mientras dura el mandato de turno y una vez que acaba están a la espera del nuevo gobierno para subirse al carro y seguir disfrutando de las bondades que le brinda el instante pero que aunque es pasajero, le sacan el jugo a la situación y viven plácidamente siempre a la sombra del que lo protege. Por supuesto que no es una regla general, Hay honrosas excepciones pero que son contados con los dedos de las manos, porque la mesura, honradez y una blanca conciencia son cualidades solamente de seres muy privilegiados por la naturaleza y que cada vez son más escasos a tal punto que no hay confianza siquiera ni en el más pulcro uniforme. Duele decirlo pero es la pura verdad. Ante este gran inconveniente que abunda pero que se calla; el que es consciente de sus aptitudes, no debe hacer caso a debilidades ajenas. Al contrario; con mayor ahínco fortalecer aún más sus capacidades mentales y seguir firme en su derrotero que tarde o temprano lo llevará a cristalizar sus más caros anhelos y le dará la dicha eterna mientras los que en un tiempo eran más que soberanos sin corona, se revolcarán sin final en el lodo del olvido porque toda acción en contra de sus semejantes se paga un precio muy alto por irradiar el infierno que habita en sus entrañas.