Al ser de orbe cristalino
por su estirpe angelical
la mujer por haz divino
es de esencia espiritual.
No es el físico imponente
o la forma exuberante
lo que la pinta brillante
es su fulgor competente.
Si hay en su íntima corriente
la voz que nace cual trino
su empatía da el camino
que el mañana consolida,
rinde homenaje a la vida
al ser de orbe cristalino.
II
A la dama no hace bella
estilizada figura
es su grado de cultura
que la consagra de estrella.
Es cual sol que forja huella
al ser de alma celestial
y al ser única y vital
su ternura amor induce,
más su hermosura seduce
por su estirpe angelical.
III
No la vuelve distinguida
el más caro maquillaje
le da altura su bagaje
de sapiencia desprendida.
Si da la mano extendida
en pos de un norte genuino
es la guía con buen tino
y por lumbre natural,
compañera es ideal
la mujer por haz divino.
IV
Ni la ropa más costosa
le da mágico esplendor
obtiene su resplandor
al ser de acción generosa.
Su calidad de hacendosa
y el servir en especial
toma altura sin igual
de galanura infinita,
por noble humana y bendita
es de esencia espiritual.
V
Ni el importado perfume
o las joyas de oro puro
ocultan el lado oscuro
de quien su rol nunca asume.
Sí tan sólo es quien presume
y nunca afina su historia
se va opacando su euforia
en fantasiosas quimeras,
que ni el lujo en mil maneras
le dan umbrales de gloria.
VI
Irradia luz de armonía
la femenina deidad
que si luce cualidad
torna el verbo en melodía.
Su presencia es sinfonía
y no objeto del placer
da su afecto por doquier,
con profética visión
es que dicha y proyección
brota innato de su ser.
2014-09-21