En tu edén que nadie habita
si yo fuera prisionero
con mi pasión infinita
te daría amor sincero.
Al ser lo que más adoro
sin que me agobie el hastío
ser el dueño cuanto ansío
de tu escondido tesoro.
Por eso vida te imploro
tuya ser en cada cita
y con mi fuerza inaudita
darte cariño sincero,
cual morador placentero
en tu edén que nadie habita.
II
La dicha que no has sentido
nacerá de tus entrañas
y si mi norte no empañas
tendrás lo que tú has querido.
Por eso no más te pido
encadenarme primero
a tu cálido sendero
arrullado a tu cariz
pues me harías muy feliz
si yo fuera prisionero.
III
Siendo tu oculta belleza
de la vida un fundamento
al dar fe a mi sentimiento
gozaré de tu realeza.
Dame un has de sutileza
donde tu noche se agita
y en una entrega fortuita
darle un goce a tu natura,
así te daré dulzura
con mi pasión infinita.
IV
De brindarte una alborada
soy capaz y sin medida
y con mi voz que intimida
consolarte tierna amada.
Como de un cuento eres hada
o rocío mañanero
que por verte desespero
sin que puedas consolarme,
por eso aun sin cansarme
te daría amor sincero.
V
Aunque te siento distante
a la hoguera de mi afecto
tendrás el rumbo perfecto
hacia el deleite fragante.
La fuente más excitante
de ilimitada locura
y al sentir tu esencia pura
como ver a las estrellas,
te dejaré hasta mis huellas
en la miel de tu hermosura.
VI
Sabes, tú eres un encanto
con un sensible secreto
que del alma te prometo
darte dicha sin quebranto.
Como siempre te amo tanto
se conmigo mujer leal
que te amaré sin final
por tu mágica presencia,
brindándote mi existencia
en diario lecho nupcial.
2010-10-11