En ti hay algo que me aloca
que no hallé en otra mujer
lo sabré al besar tu boca
encendido de placer.
Cómo de ti dulce amada
nunca pude enamorarme
si lograste conquistarme
con tu sonrisa adorada.
Eres cual luna encantada
que mi euforia se desboca
mi cerebro se trastoca
y me convierte en despojos,
aunque se de labios rojos
en ti hay algo que me aloca.
II
Se de la deidad hermosa
y de labios seductores
más no embriagan sus candores
como tu mi bella diosa.
Por tu imagen majestuosa
donde no existe el ayer
eres otro amanecer
pues mitigas mi quebranto,
es que tienes el encanto
que no hallé en otra mujer.
III
Desde apacible quietud
de tus ojos soñadores
sé que dormitan furores
tras juvenil inquietud.
Con mi afecto en plenitud
que tu sentido lo enfoca
seré quien tu amor evoca
en perenne primavera,
fuertes llamas de tu hoguera
lo sabré al besar tu boca.
IV
En el tierno manantial
de tu sutil inocencia
una vasta complacencia
te daré por divinal.
Junto al prístino caudal
en tu largo atardecer
ya no habrá un anochecer
pues mi luz he de brindarte,
hasta en sueño he de buscarte
encendido de placer.
V
El secreto admiraré
que tu guardas para mí
y la miel que no bebí
de tu entraña probaré.
Con el alma te amaré
sin conocer el final
es que tú eres celestial
princesa cautivadora,
pues te amaré sin demora
por mutua dicha total.
2010-04-30