El corazón se me parte
cuando te noto muy fría
no comprendes todavía
que he nacido para amarte
No sé cómo conquistarte
sí compungido te ruego
pues parece que no llego
a tu espíritu fragante,
más te querré a cada instante
con mis entrañas de fuego.
II
No se goza a plenitud
a tus mágicos destellos
pero al tocar tus cabellos
me impregnas de juventud.
Pienso colmar tu inquietud
con mis versos de oropel
y convertirme en la miel
de tu ser, amada mía,
es que de noche y de día
sueño habitar en tu piel.
III
Te quiero por compañera
todo el resto de mi vida
y si no se consolida
la verdad me desespera.
Más mi fe nunca se altera
pues yo nunca me doblego
y como no marcho ciego
tratando de no perderte,
antes que venga la muerte
por eso mi amor te entrego.
IV
Quisiera en tu alma hacer nido
bajo un mutuo sentimiento
y demostrarte al momento
lo que nunca tú has sentido.
En mis años he aprendido
mi romántico papel
hacer vibrar tu vergel
hasta quedar extasiados,
prosiguiendo enamorados
junto al afecto más fiel.
V
Por qué llegues a tenerme
yo lucharé sin descanso
vivirás de tal remanso
si es que logras comprenderme.
Determinando entenderme
verás que razón tenía
eres mujer de valía
digna de la eternidad,
te daré felicidad
con desbordante alegría.