UNA LUZ EN LA OSCURIDAD

Abunda el oportunista como epidemia en estas épocas de crisis y desocupación.
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Pero no solamente ocurre en  estos sectores, hay por todos lados como si fuese una plaga inacabable e incombatible. Por eso es que hay gente que se vuelve político de la noche a la mañana y después de un tiempo se cree un iluminado del conocimiento y hasta  piensa aspirar al premio Novel en su especialidad de engatusar a los incrédulos con sus falsas promesas o enunciados ajenos que ni siquiera saben los que están diciendo a ciencia cierta. Se dan vueltas y vueltas en el ruedo como un fiera enjaulada y nunca llegan a nada. En lugar de dar soluciones a la gran masa de necesitados que aspira una vida mejor; entorpecen el normal desenvolvimiento de la sociedad. Pero ahí están con la falsa aureola de eminencia y como no faltan los incautos, siempre hay quienes muerden el anzuelo inocentemente y ahí van como corderos, aplaudiendo la mentira, vivando la mediocridad, alzando en hombros a la farsa, haciendo causa común  con el engaño y comiendo del mismo plato con la incapacidad. De la noche a la mañana aparecen los  eruditos que prometen el oro y el moro y que le cambiarán el rostro a la ciudad con sus tácticas ejemplares de gobierno. Por eso es quien nunca hizo un tipo de arte, como por obra de magia, quiere cantar, recitar, componer. Pero por su falta de recursos creativos, no llega más allá de un simple comentario porque después el afamado artista desaparece para siempre. Hasta el que nunca laboró ni a la fuerza, reaparece como si fuera gran trabajador y quiere hacer de todo. Por su puesto que el amor no es  por la productividad sino simplemente por dinero.
El que nunca hablaba ni con sus tragos encima, ahora me sale que es Maestro de Ceremonias, Animador de Espectáculos y otras gracias más que en su boca  huele a falsedad. Ocurre de todo en este mundo de  Dios. La monja se quiere casar y el sacerdote sueña con ser papá.  No falta quien empieza a predicar la fe  de alguna religión con tal énfasis que parece un profeta de agua nueva y posee tal convencimiento que a cualquiera lo conmueve  con sus palabras y hasta cura enfermedades menos las que el mismo padece y que lo han llevado a mentir públicamente. Se ha convertido en un circo todo círculo social. El que nada tiene,  sueña con ser millonario y el que tiene sus cosas, cómo anhela vivir en la orfandad. El malo trata de ser bueno y el bondadoso saca las uñas. Hasta no es raro que alguien haga voto de castidad criticando al mundano como si fuese hijo del diablo. Es que justamente nadie o pocos son los que acuerdan como fueron en realidad ayer. Qué calidad de personas eran  antes que le pique el bicho de la figuración. Más este tipo de gente por sus arranques repentinos en pos de gloria, son muy conocidos en  el ambiente local. Es que llega un momento que en una ciudad todos se conocen y saben  que pie cojean. Por lo tanto no se pueden engañar así mismo, así lo intenten. Eso es lo que no piensa el que tiene el alma enferma, cree que es muy listo y que nadie se da cuenta de sus acciones nada claras y reñidas contra la moral. Ante esta evidente falta de personalidad, es necesario que se recapacite y se retorne al camino de la normalidad. Nunca es tarde para empezar de nuevo cuando se reconoce el error a conciencia. Ni siquiera debe causar admiración el que valientemente, sin mirar atrás; empieza el largo camino de la justicia y de hoy en adelante, empiece a irradiar bondad por haber encontrado la verdadera ruta hacia la consagración espiritual.

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