En los momentos actuales, especialmente la juventud, sabe que si no estudia a conciencia, no tiene oportunidades de éxito en la vida, pero a pesar de todo, muchas veces truncan sus estudios, por un enamoramiento precoz, o porque forman una familia, o creen que no se sienten capacitados para profesionalizarse y deciden trabajar por su puesto de lo que sea en vista que otra cosa no saben hacer por su inexperiencia más que nada.
Ocurre que a pesar de los consejos que reciben los jóvenes de parte de los padres, familiares y educadores, cometen errores garrafales que da la impresión que en sus decisiones hay hasta cierto capricho o rebeldía y hacen las cosas como ellos quieren y todo le sale mal. Por eso es preciso que la juventud no ampare los yerros de sus actuaciones en la famosa frase “que todavía es joven y que no ha sabido pensar” Consideramos que de la unidad, confianza entre los padres, educadores y el joven, se puede dar la orientación precisa y lograr las metas trazadas sin tener que pasar peripecias por adelantar los hechos que a nada bueno conducen. De ocurrir este desajuste en la juventud, trae como resultado que el mismo este labrando su propia pobreza en vista que sabiendo lo que va a venir después, actúa a propósito y los resultados no son difíciles de imaginar. Eso es por una parte dentro del entorno familiar, pero también es muy cierto que ejemplos de desatinos juveniles se encuentran por todo lado. No falta en el barrio, en la calle donde se vive, en el pueblo quienes de una manera irresponsable toman la ruta del fracaso procreando hijos de una manera irresponsable. Sin trabajo, sin profesión, sin casa, en medio de una crisis que agobia a cada instante, cometen ese error por la que tienen que abandonar los claustros superiores. O en otros casos continúan estudiando pero hay que tener en cuenta que es mejor hacerlo sin preocupaciones de una paternidad no premeditada. Sucede de todo en este mundo, pero para no agrandar los problemas, es mejor que todos pensemos con más seriedad y no se forje en el hogar un ambiente de fantasía e ilusiones vanas. Es que a veces dentro de las cuatro paredes del hogar, se sobrevaloran las cualidades y aptitudes de los hijos de tal manera que crecen como si fuesen de otro lote o poseedores de un innatismo que rompe esquemas cuando en realidad su rendimiento y conducta, solamente es en término medio. Hay hogares en que los padres todo lo solucionan con dinero o por medio de las amistades. Esta excesiva creencia le produce un endiosamiento que le da la autoridad de hacer lo que le viene en gana porque se considera que es una persona superior en todo cuando en realidad no es así. Hay quienes inventan un sitial de gloria basado en los lazos de amistad con personas pudientes, autoridades, pero que a la hora de la verdad sin ellos no son nadie. Por eso es un error sentirse rey porque es amigo, pariente de gente con poder. Cada cual debe valer por lo que es y esa imagen hay que trasmitirle a los hijos para que pisen tierra y no se crean de otras galaxia cuando no le han ganado a nadie. Así como están las cosas conjuntamente con el estudio hay que inculcarle el amor al trabajo, la humildad y que tenga calidad humana. En vista que de nada vale formar un talento pero sin avidez laboral, de brindar un servicio y todo lo relaciona con el ingreso económico que puede lograr. Por eso la reflexión debe ser tomada con toda la responsabilidad del caso, no vaya a ser que por demasiado amor se esté creando un intelectual mediocre que en lugar de ser la solución a los problemas más bien los origine por su falta de proyección y visión de mundo.