Es muy importante sentirse seguro de si mismo para que todas las acciones humanas que se emprenden tengan éxito.
Este halo de seguridad ejerce una influencia misteriosa en la mente que predispone a todo el cuerpo hacia la consecución del logro propuesto. Es como ejercer una profunda autosugestión sobre nuestra propia conciencia determinando la realización de todo lo que la persona se propone. Eso si es muy importante que las metas que se tracen deben estar enmarcadas dentro de lo humanamente posible. En realidad no se le puede pedir milagros a una persona que no tiene la menor intención de transformar sus aptitudes. En este sentido querer es poder y si no hay esa energía de innovación, todo sigue como empezó y lo que sale a relucir simplemente son sueños que nunca se cristalizarán porque no hay un clima aparente para que se logre el umbral del triunfo. Esto es una severa explicación a tantos proyectos que salen a la luz y a pesar de sus bondades nunca se realizan y siempre la respuesta es la misma. No llega tomar forma porque la economía es débil y no permite su ejecución y quedan archivados para siempre o se pierden en el rincón del olvido. El talento con tecnología de punta existe, lo que falta es fe para priorizar y llevarlo adelante y lograr que irradie bienestar a los que más necesitan. En llevarlo a la práctica para que sea de beneficio a las grandes multitudes olvidadas, se tiene que hacer pensando solamente en nuestra patria el Perú. Si se trata de enarbolar la bandera de alguna agrupación política, frente o institución, la ofrenda de bondad pierde su peso porque toma un cariz como que se tratara de buscar publicidad, protagonismo y hacer notar el aporte como si viniera de otros mundos, cuando es lo más normal. Para eso les pagan para que buscan lo mejor para la ciudadanía. Si hubieran conseguido el dinero con su propio esfuerzo, de otras fuentes que no sea el estado, si merecen un voto de aplauso como premio a sus gestiones, pero si no es así, no hay que hacer tanta bulla que no están haciendo otra cosa que cumplir con el encargo que le dio el pueblo al elegirlos para que legislen el país. En estos casos, el oportunismo, el exhibicionismo, debe pasar a segundo plano, porque, lo que debe lucirse es el deseo unánime de hacer las cosas bien para justificar su elección. Al catalogar estas acciones, debe primar todo tipo de ecuanimidad y cordura. Un exceso en engrandecer la acción cuando no es gran cosa o que rompa esquema, lo único que se está haciendo es engañar a la colectividad que solamente quiere la verdad. Lo que pasa es que no todos luchan por una curul para servir al suelo patrio, otros lo hacen porque consideran que llegar a ese puesto es lo máximo que pueden aspirar como persona y ni mucho menos se puede negar que otros lo hacen por el jugoso sueldo que van a ganar durante cinco años. Inclusive hay algunos que están en sus escaños y aún no se explican cómo llegaron a él. Ellos son los que van a ser manejados por los viejos lobos del congreso y su heroica función va a ser levantar la mano para apoyar posiciones de su bancada de ocasión. En esos casos el pueblo no puede esperar nada de ellos. Es que de los que no tienen historia política, en realidad es muy poco lo que puedan hacer. Por eso es necesario que la revocatoria de aquellos que no hacen nada, debiera ser uno de los primeros acuerdos a que se debe llegar a través de una ley. No es posible que se eternicen los enemigos del pueblo. Por esta razón es de esperar de nuestros gobernantes, sin seguir haciendo alusiones firmes a las promesas de campaña, se dediquen a cumplir sus compromisos y estamos seguros que miles de peruanos en extrema pobreza se lo agradecerán por siempre.