Se puede avanzar por la vida logrando ascensos inesperados, mintiendo a vista y paciencia de toda una población que inicialmente cree en los ídolos de barro, pagando por el favor brindado, recibiendo dinero por guardar mutismo o tergiversar la realidad y finalmente por méritos propios.
Hay varias formas de trascender y marcar hitos de desarrollo con una velocidad asombrosa. El hombre es capaz de oscuras posiciones con tal de lograr buena posición económica y asegurar su existencia. Más si es por los caminos vedados la obtención de riqueza, es un mal inicio. Es que la vida no se acaba mañana como para querer acaparar todos los logros humanos sin el menor esfuerzo. Todo lo que dura cuesta trabajo y sacrificio. Además tarde o temprano se sabe la verdad. Si es oscura la fuente de donde provenían los abultados ingresos, lo único que le queda, es el eterno repudio de una población que se siente defraudada ante la realidad. Por eso es que se ve a tantas eminencias que muy poco dura su reinado. Ayer admirados, al día siguiente criticados, repudiados y hasta insultados. Esta reflexión que hago, se ve a diario en todas las ciudades del mundo. Los ejemplos son latentes, pero así como hay muestras de bondades humanas, también de manera constante, se repiten los casos de ambición desmedida como si fuera la única manera de surgir o de dejar la pobreza para siempre. En algunos casos me inclino a creer que el exceso de poder ciega a las personas que nunca estuvieron acostumbrados a la abundancia. En otros casos puede ser que la ambición desmedida no solamente es propiedad del inculto, sino que reside en toda persona común y corriente que le gusta lo fácil solamente. Por lo que se ve, depende de qué ángulo se le mira a la situación, el grado de razonamiento y el sentido común del ser, en la que no se cumple el postulado que a mayor educación, mayor honradez y ecuanimidad. En este caso delinque el rico, lo hace el pobre, el inteligente, el no instruido, en fin; todos están sujetos a un traspiés, siempre y cuando no tengan definido su hoja de ruta. Porque si alguien me afirma que sabe muy bien lo que hace, entonces no tendría razón de cometerse una desavenencia tan inocente. Lo que si es muy cierto, que en esta corta existencia ocurre de todo y el autor del paso en falso, casi nunca está solo. Siempre hay alguien que sabe lo que esta haciendo y que muy bien lo secunda para bien o para mal. No es su cómplice, ni obtiene beneficios, pero si está al tanto de lo ocurrido; pero quien endereza al que nació torcido. Tiene que pasarle para que escarmiente y no lo vuelva a cometer, pero en ese trance de experimentar, es sumamente peligroso, porque esa acción desatinada, lo puede dejar fuera de carrera para toda la vida. En vista de tal hecho, más vale caminar por las sombras pero dentro de los cánones de la legalidad. Si vienen malos tiempos y las necesidades apremian, es preferible sentirla en carne propia porque esas nos enseñan a valorar hasta los pequeños atributos y jamás declinar para luego emerger con la fuerza de otros tiempos y tratar de hacer caminos hasta en el desierto árido y convertir la ruta desaparecida, en un frondoso sendero donde se pueda disfrutar las mieles de la vida en plena libertad porque nos cuesta nuestra dedicación y entrega en pos del bienestar general y del entorno que nos rodea