Aparte de la persona interesada, mucho tiene que ver el entorno en la cual se desarrolla la existencia humana, el centro laboral y la misma  sociedad. Si muchas veces los hombres no llegan a donde se merecen por sus atributos que tienen, es porque sus mismos hermanos de sangre, llevados por una ambición enfermiza, no lo dejan que nazca con su mejor color. Eso se ve a cada instante y en todo sitio. Si alguien está en mala situación económica, el envidioso se siente feliz. Más  el que se encuentra en desgracia a la misma vez, desea que todos estén igual que él. Como quien dice, el mal busca que exista en mayor cantidad el mal. No se siente culpable en parte de su propia situación, sino que acusa a los demás, al destino, pero él no es la razón directa  de los inconvenientes por la que atraviesa. En realidad, desde el más alto gobernante, hasta el ciudadano común y corriente y la misma localidad, influye en la cristalización de ideales del ser que anhela a su manera  una mejor vida. Por esta razón es muy importante que todas las personas tengan la oportunidad de educarse pero para toda la vida, técnicamente, humanamente y espiritual. Es la única forma de incrementar nuestra aureola de realizaciones personales y de mirar el horizonte con la esperanza de un mundo diferente. Sólo así los  problemas del mundo tendrán pronta solución y no volverán  repetirse. No es posible de ninguna manera que actualmente las cárceles del mundo estén pobladas de connotados profesionales que cegados  por lo que viene fácil, delinquieron y fueron a parar donde ahora están. Otros más avezados, son tan hábiles que toda la vida incurrieron en las malas artes pero se van a la tumba con todos los honores y jamás se llega saber la clase de persona que fueron y  solamente sus allegados si saben que de perla,  con las justas tenía el brillo. Para que se acabe de una vez todas estas lacras sociales que denigran la especie humana; es preciso que empezando desde nuestros gobernantes, se diga las cosas como son, sin barajar un suceso, sin camuflar la realidad, que se exprese la verdad así duela a quien le duela, Que los proyectos irrealizables, se diga hasta que punto es cierto y no mentir a un grupo de peruanos que creen ciegamente en ellos cuando solamente esbozan palabras para convencer a las grades mayorías y tener la preferencia popular. No podemos vivir engañados, estar pendientes de promesas irrealizables, cuando nunca va a ser así. No hay que pintar el horizonte de espejismos, adornarlo con fantasías,  cuando la realidad es otra. Se quiere que a todo se le llame por su verdadero nombre. Ocurre porque es de mi partido, o amigo, colega, pariente; aunque sea un hecho delictivo, por tratarse de una eminencia, resulta que sus yerros son simplemente errores y que pueden ser subsanados, pero si es un don nadie,  si va de frente a la cárcel. Esto no puede ser. Por eso es que el diablo se pinta de angelito  y a veces al santo le sale cola. Pero según los intereses personales de los fanáticos de su ideología “ambos son unos baluartes del desarrollo nacional y desarrollan una abnegada labor  por deparar para la posteridad un mañana de ventura” Las cartas están sobre la mesa y es menester de cada uno de nosotros quitarle el antifaz a la hiena que con una sonrisa plena de hipocresía quiere hacer creer que vivimos en un paraíso cuando en realidad hay mucho por hacer y poco quieren trabajar.