Los problemas que agobian a Moquegua, profundamente son conocidos por aquellos que se han identificado a través del tiempo y del espacio con la tierra del sol cautivo y medianamente por toda la población que siente en carne propia que sus necesidades son cada vez mayores.
Haciendo un análisis a la ligera de la situación actual, para nadie es desconocido que en el sector salud, educación, vivienda y transportes, saneamiento ambiental, ecología, hay mucho por hacer. En cuanto a la agroindustria, ganadería, apicultura, acuicultura, pesquería, turismo, minería e industrialización de materias primas, es un rico segmento aún por explotar y que llevaría a la región poco a poco hacia un maravilloso escenario de bienestar general con objetivos comunes y solidarias actitudes. La culminación de Pasto Grande lograría ampliar la frontera agrícola y permitiría mirar el horizonte con el color de la esperanza y sueños realizados. Eso lo saben todos. Si bien es cierto que antes no había la bonanza económica que hay ahora. Ha llegado el momento de mandar a la demagogia al rincón del olvido y ejecutar obras que después de terminadas, ocupen mano de obra permanente. Para ello es primordial que desde la primera autoridad y todo su equipo de trabajo, deberían tener profesiones afines al cargo que ocupan para que puedan elaborar proyectos de desarrollo sostenido. Antes que abultados currículos, se requiere de personas de una creatividad visionaria de tal manera que se adelanten a la época en que se vive. Técnicos de capacidad comprobada porque es muy bien sabido que el titulo o los grados que muy orondos ostentan, muchas veces no reflejan la real sabiduría que poseen, ni va de acuerdo con la cultura que lucen. Una presea dorada encubre muy bien la incompetencia del connotado seudo líder pero que a la hora de la verdad, no puede ni con sus problemas personales. Si no es un repetidor de conocimientos ajenos, es un asiduo partidario de tal agrupación política pero solamente por conveniencia. Los hombres que diseñarán el futuro promisorio de esta tierra de tradición, tienen que morir en defectos y renacer en virtudes y los deseos de una patria libre y soberana, deben anteponerse a todo íntimo parecer. Debe primar el sentimiento empático de arrancar una sonrisa a quien toda la vida ha sufrido, agobiado por un sector de la sociedad que deja sin piso al que no hace fuerza común con la mentira. En este abanico de realizaciones, ya no debe haber lugar para el oportunista, allegado, el improvisado, el que se acomoda a última hora por favores políticos, por nepotismo, amistad o intereses creados que después, sacando pecho, quieren hacer gala de sapiencia, desplazando al que por derecho propio y acciones que se notan a más de una legua, merece estar en el frente de combate porque reúne los meritos necesarios para trascender en su labor por ser desprendido dentro del grupo humano. Como se podrá apreciar; en la faz donde el hombre labra su hoja de ruta hacia la eternidad, no hay nada secreto. Es por eso que aquella persona de comunicación afectiva, despojado de ideas obsoletas, con pensamiento moderno, consciente de sí mismo, que haya demostrado amor a la tierra durante toda su existencia, que tenga historia digna de imitar, con moral, dignidad, entrega y desprendimiento, debe ser el futuro Presidente Regional o el Alcalde de la ciudad. De ser así, podemos decir con mucho orgullo y con la conciencia tranquila; por fin terminaron siglos de atraso y ahora empieza el despegue sostenido que nos llevará a la prosperidad y a ser un astro luminoso en el amplio firmamento donde sólo moran las estrellas.