Considero que en las sociedades modernas,  no es la desocupación, ni la pobreza, la que origina la crisis moral y el abuso indiscriminado Lo que crea el desorden y el caos es la ignorancia.

Es que origina injusticia, por la que no se coloca en el verdadero sitial  que les corresponde a las personas y se les denigra terriblemente. Inclusive se le quita sus derechos sin tener razón alguna y como si nada hubiera pasado, caminan todos orondos por este valle pasajero. Es que no tienen sangre en la cara, ni sentido común. Han nacido sin el don de la reflexión y de la valoración del talento en la máxima extensión de la palabra. Por eso sostengo y siempre lo diré, que toda persona debe poseer una cultura de acuerdo al puesto que ocupa para que en vez de solucionar problemas no se dediquen a crearlos donde no existen; habiendo otras vicisitudes más importantes que atender. El poder no significa calidad de persona, cuando es producto del oportunismo y de la casualidad y sobre todo, sino se tiene las cualidades intelectuales como para ejercer un puesto público. El día que todos actúen racionalmente y respeten la dignidad de las personas, ese día estaremos dando un gran paso hacia el crecimiento y el desarrollo de los pueblos. De lo contrario, seguiremos como estamos. En lugar de pensar en salir del abismo con obras positivas, se fijan en cosas nimias e inclusive hiriendo la dignidad de los que justamente nunca paran comprometidos en vanos líos que no conducen a nada. Si bien es cierto que en ciertas oportunidades los grados y títulos, no van de acuerdo con sus actitudes. Hay otros  casos, de quien carece de conocimientos se aferra a la oscuridad de su ser y sigue actuando mancillando, hiriendo a diestra y siniestra y no tiene cuando acabar su inoperancia. El mal es peor aún y quién va a poner coto a esta  negativa  función; si muchas veces en el ambiente donde ocurren estas incongruencias, una mayoría no sabe a ciencia cierta a donde quieren llegar. Todos caminan obedeciendo un protocolo y rutina a ciegas pero que jamás tratan de innovar su sapiencia y proyectarse hacia el futuro. En virtud a ello es necesario una superación personal, humana, espiritual,  pero ya, porque se está avanzando solamente pensado en asegurar el puesto de trabajo,  tener alimentación y lograr ciertas riquezas que les permitan vivir cómodamente y poco o nada interesa lo que ocurre a su alrededor y  esa manera, no es la más forma correcta de seguir adelante.  Sobre ese mundo gira el horizonte humano, pero al no haber empatía, cada vez se hacen más distantes los objetivos comunes de realización grupal y si no hay ese trabajo en equipo con fines de cambio, solamente se está viviendo para subsistir pero no para surgir como país. Por eso es necesario que los que tienen el poder en sus manos, miren a todos por igual y piensen que  tienen derecho  a ser felices y que se debe respetar la intelectualidad de las personas, así estén por encima del que nunca hace nada pero se jacta de un liderazgo que no lo tiene. Por eso hay que transformar las estructuras mentales y adaptarlo a la modernidad, pero no para beneficio propio, sino  de  manera universal, de tal manera que no exista marginación, exclusión,   segregación, tan solo por egoísmo.  Más el actor principal, capaz de  esa innovación, no puede ser  otro que el hombre. Por eso, de nosotros depende el futuro promisorio de nuestra patria; de lo contrario seguiremos en continuos líos, difamaciones, insultos, acusaciones, suposiciones, afán alarmista, oportunismo; para beneficio del inconsciente que abunda como plaga,  pero que no conllevan a nada, sino más bien al caos y crisis moral, de un pueblo que solamente desea una total independencia, teniéndose  en  cuenta que la causa fundamental de la consolidación de metas humanas, es  la libertad.