El año está que agoniza y ya se acerca un año nuevo al cual todos esperan llenos de esperanzas debido a la instalación de las nuevas autoridades de quienes el pueblo tienen cifradas todas sus esperanzas de un cambio sostenido y que de una vez por todas Moquegua logre el rumbo hacia el bienestar general que tanto tiempo ha buscado y que todo en su mayoría a través del tiempo ha quedado en demagogia y promesas incumplidas.
Existen en la localidad una serie de problemas por solucionar, uno de ellos es el incomprendido arte integral. Ocurre que al poeta – escritor, no puede publicar sus escritos, el cantante, guitarrista, percusionista no puede grabar sus temas, al compositor nadie le canta sus creaciones. El pintor tiene sus lienzos en blanco por que si pinta nadie los compra y así por el estilo. El artista prefiere ocultar su arte porque de nada vale tener el don de la virtuosidad porque sus creaciones nadie los aprecia. Es por eso que los artistas innatos cada vez son menos en vista que no tienen el apoyo adecuado y prefieren dedicarse a otras actividades muy ajenas a su vocación. Hay la ley del artista, del libro pero valgan verdades, parece que no existen porque nadie las tiene en cuenta. El problema reside que al haber bajos ingresos y cada vez hay menos amantes del arte porque los adelantos informáticos tienen prioridad por lo novedoso que es, ocurre que si alguien publica una obra, pocos son los que lo compran. En este sentido, nadie quiere que se les regale dinero, sino que es de suma urgencia que se financie un fondo por medio del cual el artista tenga acceso al crédito con las facilidades del caso y pueda dar a conocer sus obras y si bien es cierto no se llega a vender en su totalidad su producción, pueda ser avalada por alguna institución y sean donados a los alumnos y bibliotecas y se incremente los motivos y hábitos de apreciación artística en la población. Aparte que el escritor tenga las mismas oportunidades laborales, sociales, políticas y económicas. Expreso esta opinión porque es muy sabido, quien dice la verdad, se le margina. Si no hace causa común con el líder de turno, así sea de lo peor especie, se queda sin piso. Ser sumiso es un gran paso para gozar de todo beneficio, aunque alguien diga que es mentira. Por el poder del oro, hoy en día el servilismo es una forma cómoda de vivir, así el honor y la dignidad este por los suelos y poco importa con tal que nunca falte para comer. Por eso es necesario darle el verdadero sitial que le corresponda sin que se mal interprete la libertad de expresión y de pensamiento siempre y cuando no se tome en libre albedrío. Para lograr este umbral que tanto hace falta es preciso un cambio de mentalidad. Hay quienes piensan que toda acción que no deja utilidad, no debe realizarse. Hay todo un sentido mercantilista en sus apreciaciones. Pero la cultura no se pueda mirar desde ese ángulo, pues si bien es cierto que el pan alimenta el estomago, una obra de arte le da vida al espíritu. Hay cosas que no se compran con dinero sino con una sonrisa. La satisfacción interior que deja el observar un cuadro, escuchar una grabación musical, o leer un poema, no se consigue ni con todo el oro del mundo. Entonces de ahí hay que partir para invertir en la transformación de alma humana, quizá los frutos no se vean al instante pero dentro algunos años tendremos una sociedad totalmente humanizada, espiritualizada, capaz de comprenderse entre si mismos. Cuando llegue ese momento, viviremos como hermanos y no peleando como si fuéramos todos enemigos si vivimos bajo un mismo cielo. Ese es el fruto de darle auge al arte integral y que redundará en una nueva sociedad capaz de vencer hasta los más grandes retos que exige el mundo moderno.