En este mundo de siempre, ocurren situaciones inverosímiles y cada día es peor la pérdida del buen sentido, la razón y las buenas costumbres.
De la noche a la mañana, el que nunca hizo nada, emerge como todo un líder y trata de convencer a las masas hasta con lágrimas en los ojos y se jacta del ser el salvador de la crisis que agobia a los pueblos del mundo. El que estaba pedido por la justicia, después de algunos años aparece como blanca paloma como si no hubiera cometido ni un pecado y hasta quiere convertirse en autoridad como si todos sufren de amnesia y nadie se acuerda de los deslices pasados. El que sin ninguna vergüenza negociaba a diestra y siniestra su conciencia, libertades y honor mancillando la verdad por unos cuantos billetes que le permitió crecer en el tiempo menos corto posible, dejando atrás a otros menos sagaces; hoy día se levantan libre de polvo y paja y quieren dar ejemplo de honestidad y hasta se ruborizan del que ha delinquido demostrando su debilidad por el dinero mal venido.
Hay otros más avezados, que cuando estuvieron en el poder hicieron de todo menos gobernar, pero hoy día levantan su voz al viento buscando errores al que ostenta la banda del mando, simplemente por crear el caos y tratar de ser protagonista de la falsa historia de los grupos humanos que ansían libertad, cuando la verdad es solamente una venganza tardía por la derrota de los años. Hay otros más peligrosos, que a pesar del azote de la realidad ha sido duro con ellos, siguen tercamente por el mismo camino donde se logra los ingresos fáciles, donde está de por medio la oferta de voluntades al mejor postor, siempre y cuando el servilismo y agachar la cabeza, sea la norma de conducta. Hay otra fauna que sin sangre en la cara, sin atributos visibles, eternos mantenidos por la providencia, quienes suplantan puestos, arrebatan posiciones y se creen lo máximo cuando solamente lo que aflora en su careta de la casualidad, es la improvisación, el desorden y la incapacidad, causando un tremendo caos en los grupos humanos que anhelan la paz y tranquilidad. No faltan quienes henchidos de orgullo personal, se bañan de optimismo y quieren pasar a la historia como adalides del gran cambio y la justicia social, tratando de inmolarse en bien de las clases oprimidas, cuando lo único que dejan para la posteridad, es una triste historia plegada de errores y desconocimiento total de la causa y una deshumanización total que se nota a muchas leguas de distancia; lo que deja bien en claro que no siempre el afán de figurar basta, sino un conocimiento científico con calidad humana, que le permite transitar por los difíciles caminos de la gloria eterna, pero con la frente en alto. Hay otro segmento de trabajadores nombrados, que después de vivir extasiados de una seguridad laboral, han pasado a preocuparse por su futuro, ante el egreso de juventudes con una formación tecnológica y universitaria que los supera sin mucho esfuerzo y como ellos nunca se han actualizado; poco a poco se le está acabando el reinado por lo que se les augura su marcha hacia los cuarteles de invierno como premio a su poca avidez de caminar de acuerdo al tiempo y el espacio por lo que se han quedado desfasados en sus lujosos sillones que huelen a fantasía. Esto es lo que se divisa en el horizonte a simple vista, donde a cada hora se suscitan las más extrañas acciones de honestidad en la cual el que más habla y se golpea el pecho, está con la soga al cuello por no tener identidad, patriotismo ni amor a la tierra que lo vio nacer.