Hay quienes por apoyar la corrupción, nunca les falta trabajo, quizá ellos no, pero alguien de la familia es el beneficiado, siempre están en algún puesto casi escondidos para que no se den cuenta, algo camuflados porque el pecado le acusa, con la cabeza gacha y otros menos evolucionados, se hacen los que no conocen, por vano orgullo porque vergüenza hace tiempo que la perdieron.
Pero también hay algunos buenos, que hasta recomiendan a los amigos para que consigan un lugar en sus mismas condiciones. No solamente ocurre en alguna institución pública, también ocurre en otros sectores. Hay quienes gozan de todas las ventajas del que tiene el poder, como dinero, comodidades, tan solo por ser sumiso, servil y ocultar lo que verdaderamente ocurre y le pintan un mundo de colores al sufrido pueblo que hasta les llega a creer. Más como no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista; en cualquier momento se sabe la verdad y se acaba la ganga por un tiempo. Es que al ser esa su forma de vida, nuevamente sigue al acecho de otro cliente para repetir su acostumbrada forma de vivir; apoyar a la inconciencia por dinero y se cataloga de santa paloma, como si lo que hacen, nadie se da cuenta. Que tal candidez de algunos individuos que parecen que no son de este mundo. A veces me pregunto y no tienen a nadie que les saque la venda de los ojos y les diga que esa no es la forma de ganar dinero, no hay quien le recuerde que existe la cordura, o es que los de su entorno cercano son de la misma calaña. A mi modo de ver, debe existir el sentido común en quienes aspiran grandeza a vista y paciencia de la población. Hay que tener sangre en la cara y ganarse el dinero sin vender la conciencia, sus libertades, su honor. Camuflar con la mentira lo que todo el mundo sabe, por intereses creados en cada gobierno de turno y después aparecer ante la colectividad como un angelito que de ruboriza si otro delinque de la misma manera. Generalmente en una población, todos se conocen y cada cual sabe de qué pie cojea. Pero hay algunos buenos para nada, que se sienten dolidos ante la realidad, a pesar que sus uñas se le nota de lejos. Lo que pasa que ellos creen en su resumida y dolarizada mentalidad, que lo único, importante en la vida es ganar dinero como sea y de quien sea; así haya que engañar a medio mundo. Por eso los que dicen que detrás de un gran hombre, hay una gran mujer. Es verdad, porque se repite la afinidad pero a veces de manera negativa. Por lo que resulta, junto a un ambicioso, hay otra que le gana en avaricia. Lo que de ninguna manera puede ser. No es correcto pasarse toda la vida acusando y el otro que se defiende, ya sea con la verdad o con la mentira, tan solo para sobrevivir. Como tampoco es formal aparecer de vez en cuando en la escena política sin lucir liderazgo o con falso sentido social, convertido a última hora en “aliado de la gente de extrema pobreza, de los desocupados” solamente para llegar al poder y luego así le deseen la muerte, disfrutar de los jugosos sueldos que se estila pagar, pero lo que solamente hacen es dar apoyo a quien le da la vida. Que pensarán, que la historia no los va a juzgar por su desmedida codicia. Acaso no se ven por las calles a tantos “adalides de la justicia” y “defensores de los pobres” que pasan por las calles y nadie los conocen y si alguien se acuerda, solamente es para mentarles hasta su quinta generación. Más como la identidad es escasa, algunos dicen con toda seguridad “con tal que a mi no me falte nada, el resto es lo de menos”. Por eso es muy necesario que cada cual cumpla con el rol que le corresponde y no crecer a la sombra del poderoso porque mientras más se asciende y no se tiene base, la caída va a ser más dolorosa y su afección le va a durar por toda su vida.