Cada día que transcurre, el mundo camina al revés de manera asombrosa y preocupante, en la cual el mismo hombre es el actor principal.
De un tiempo a estar parte se ha convertido en enemigo número uno del paso de los años. Siempre quiere estar de moda, lucir un rostro juvenil y se porta como si la vejez fuera una terrible maldición. A la figura humana se le da más importancia que la vigencia y desarrollo intelectual, de tal manera que una gran mayoría quiere ser eterna. Por eso es que de la noche a la mañana, la abuelita de canas blancas y arrugas venerables, como por arte de magia, aparece como una coqueta quinceañera. El señor de otoñal figura y de abdomen prominente, se le ve con la cara de nuevaolero de la época del 60. La zamba se vuelve lacia, la chola con pelo crespo, la que le hacía competencia al tucán, le perfilan la nariz, la ojona se vuelve china, la de labios finos parece una morocha de Chincha. Es que hay la liposucción, lipoescultura, la yesoterapia y muchas cosas. Por la cirugía estética, es que la que tenía los senos como dos huevos, de un momento a otro luce unos del porte de dos melones. Se ha dado el caso que en una esquina primero aparecen sus dos bellas protuberancias después al poco rato aparece ella !Imagínense!. La que tenía el “pompis” plano igual que su espalda, en un abrir y cerrar de ojos empieza a lucir bien quebrada que para el tráfico cuando camina por la calle. La de piernas como horquetas se la enderezan, la que tenía cintura de gallina la dejan como una guitarra. Por supuesto que este embellecimiento artificial tiene su precio en dólares que muchas veces no está alcance del común de las personas. La situación ha llegado al extremo que llegar hasta el final de la existencia con síntomas de la senectud y con el rostro no tan agraciado es solamente por falta de dinero porque de lo contrario hay muchas maneras de mantenerse en forma aunque sea de la piel para afuera. En vista que hay tantas posibilidades de rejuvenecimiento y belleza, ya no me quiero casar nuevamente. Es que tengo una mala experiencia. En mi primer compromiso, me casé con una muñeca, de cabello rubio, ojos verdes, medía 90 – 60 – 90, era un verdadero monumento que tenerla a mi lado, era como acariciar un ángel en el mismo paraíso y poder tocar el cielo con mis manos. Más no duró mucho el dulce encanto, porque en la luna de miel se acabó el hermoso cuento de hadas. Ocurre que usaba lentes de contacto, el pelo era pintado, usaba prótesis por todos lados y para colmo de males se había hecho el “punto de oro” varias veces. Por eso sigo soltero y para no sufrir decepciones me he comprado una muñeca inflable y aunque no cocine, con ella vivo muy feliz y me resulta económico, porque no me pide joyas, ni va a ver a su mamá, no va al salón de belleza ni al gimnasio, nunca dice “ahora no, que me duele la cabeza” o “estoy indispuesta” y lo principal, no me pide plata y me es fiel totalmente. Ya no estoy sujeto a caprichos, es que hay tanta falsedad que para tener una mujer original, yo tendría que criarla porque de lo contrario de nuevo tendría a mi lado una de fantasía que de día es un primor y de noche da terror al ser todo postizo. Acerca de esta reflexión, según mi opinión; de la misma forma que se da realce a la apariencia física, también es preponderante ponerle énfasis diariamente a la belleza espiritual y al desarrollo intelectual. Es que belleza, espíritu y mente forjan al nuevo hombre que necesita esta faz terrena para que se pueda llamar universo.