Vivir en una sociedad donde hay las oportunidades de estudiar y teniendo las comodidades como para hacerlo, permanecer inerte como si no hubiera esa maravillosa ventana hacia el conocimiento.
En realidad es una actitud que no tiene nombre. Pero ocurre en toda latitud como acción de lo más normal. Muchas veces este conformismo se origina porque se tiene riquezas materiales, hay herencias de por medio o simplemente porque no le gusta estudiar y creen que es una pérdida de tiempo. Perder esa avidez por una mejor situación, no debe existir en el hombre. Por supuesto que no todos trascienden a través del estudio. En este punto es bueno resaltar que hay habilidades innatas y las que se adquieren o se cimentan en la vida practica, si se les cultiva a conciencia; también da un estatus expectante en la vida diaria. Para ello, lo importante es saber para qué somos buenos y según ello, encaminar el existir pasajero. Pero si se tiene ambiciones cognoscitivas y no se hace; desde mi humilde punto de vista, es un error. Anteponer a una transformación mental, el goce de asistir a una discoteca, una fiesta, es como enamorarse de la luna y pedirle matrimonio. Hay tiempo para todo. No hay que dejar de ser jóvenes y no ser uno de aquellos de corta edad que parecen ancianos por su inamovilidad que contrasta con los de la tercera edad que por su dinamismo parecen adolescentes. Tienen derecho a la diversión pero no a dejar de lado totalmente el deseo de superación a través de las nuevas enseñanzas. Deben encaminar su vida de tal manera que no aspiren que todos piensen como ustedes, sino cada cual elaborar su ruta del éxito con fórmulas propias y no imitadas de afuera. La forma de llegar, no obedece a reglas establecidas, siempre y cuando se hagan a través de los conductos regulares de lograr trascendencia. Lo importante es lograr el umbral con métodos propios y de acuerdo a nuestra idiosincrasia. Cada cual es poseedor de ideales, hagan comparaciones y elijan lo mejor. No parametrarse totalmente y guiarse por moldes pre establecidos originados por personas que solamente hacen alusión a sus intereses particulares o de grupo. No volverse defensor y partidarios de última hora de los que venden ilusiones porque tienen el ego enfermo de codicia. No creerse dueños del mundo porque ya escalaron un peldaño hacia el umbral de la gloria, pero sin ganarle a nadie. No fanatizarse deliberadamente por tal o cual norma de existencia. No crearse falsos ídolos que cada cual es dueño de su porvenir, menos de los famosos “líderes” que surgen como el arco iris y que además son como el agua nueva que aparece con la lluvia y después de alejan hasta que el cielo llore. Si se trata de confiar en alguien, debe ser en el que tiene historia; en los advenedizos ¿para qué? Es como creer que fumando marihuana me voy a inspirar más y puedo ser un gran escritor. Esta reflexión es la voz de la conciencia, pero que no obligatoriamente deben ser así, cada cual es libre para decidir por una opción de vida, solamente trasmito experiencias y lo que el pueblo comenta, que no está demás tenerla en cuenta en la corta existencia. El que no las comparte, no tiene por qué lanzar un grito al cielo ya que solo es una opinión que me nace del corazón. Como proviene de allí, no está impregnada de maldad, sino de bondad, que es la fuerza divinal que nos lleva hacia las más altas dimensiones de la realización personal.