Por la acogida puesta de manifiesto por todos aquellos que tienen en mente ascender por la escalera del triunfo a través del estudio, pleno de modernidad y de carácter científico en la que se conjuga el saber popular y académico de amanera efectiva.
Por la euforia demostrada por la juventud del sur peruano en ingresar y seguir estudios superiores en la Universidad José Carlos Mariátegui, se ha demostrado fehacientemente que esta casa de estudios superiores universitarios, gracias a su repunte desplegado indeteniblemente en estos últimos tiempos, ya tiene un sitial muy bien ganado en la mayoría de las personas seguras de sí mismo y que muy convencidos anhelan trascender a través del conocimiento de punta hacia dimensiones de infinita prosperidad. Como una sólida respuesta a todos las desavenencias y abismos que viene encontrando en su largo camino a la victoria en la cual no hay enemigo chico, la mejor muestra son los resultados que son visibles desde todo punto de vista para todo aquel que aún alberga cierta duda en su integridad física acerca de los fértiles resplandores de la Universidad. Ante esta evidente realidad, sin que esto sea una disculpa de ocasión o una premeditada justificación; habría que pensar que nadie nace grande y el tránsito hacia una funcionabilidad trascendental es producto de un largo proceso en la que no todo está enmarcado en una perfecta armonía. Teniendo en cuenta que la calidad de los futuros profesionales dependen de la comunión de ideales entre los profesores, el alumno, los padres de familia, la sociedad y nuestras autoridades que representan al gobierno, el alma máter de Moquegua trata por todos los medios posibles de ser el ente unificador de todas las variables del éxito con el fin que el producto final sea de primera calidad capaz de constituirse en una luz de progreso hasta en los rincones más alejados de la tierra como en las grandes urbes cosmopolitas que embriagan con su encanto. Esta aseveración no es una súbdita explosión de exagerado optimismo, o el delirio de una mente afiebrada en sobrevaloraciones inauditas. Es la interpretación de la misión actual y visión de futuro que tiene el bastión mariateguino porque viene trabajando adelantándose a su época y lo está llevando poco a poco, a los más altos umbrales de una enseñanza, que nada tiene que envidiarle a las renombradas universidades del orbe nacional, porque aquí también existe sapiencia al no ser propiedad de grandes capitales ni de mentes privilegiadas sino de todo aquel que sabe cual es su rol sobre la faz de la tierra. La búsqueda de la verdad a través de la investigación, permite abrir las ventanas al conocimiento y constatar en carne propia que a pesar de todo el saber existente; el hombre aún puede dar más de mismo y descubrir una nueva cultura de bondades cognoscitivas y deparar un mejor bienestar a la humanidad entera. En ese trayecto difícil y sinuoso de lo humano a lo divino, con la satisfacción del deber cumplido, de estar trabajando para el mañana de manera cristalina; camina a tranco largo la “U” que lleva el nombre del Amauta y estamos seguros que llegarán a buen puerto por que miran al futuro lleno de esperanzas consciente que realidad más sueños y buen humor, da sabiduría.