LOS DESEOS DE GRANDEZA

Los hombres no tienen un valor dentro de la sociedad por lo que han sido o son, sino por lo que ansían ser en base a sus potencialidades basadas en sus cualidades y aptitudes que le otorgan un grado de utilidad  en los campos de la productividad social. 

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No se vive de honores y umbrales obtenidos durante la vida terrenal, sino de lo que se hace y en que proporción propende bienestar a  los grupos humanos. Cuando la persona en base a creatividad a dejado huellas para la posteridad, su luminosidad no se opaca ni con la bruma enemiga. Una crítica despiadada no desaparece a la fuente de bondades. Al contrario aumenta su caudal. Es que toda acción sin fundamento y con el fin de quebrantar la euforia del bien, cae a tierra por su propio peso y no se levanta jamás.

En la existencia humana, las actitudes  del hombre, se  miden por lo qué  puede hacer en  vida y las condiciones que tiene para consumar las metas trazadas. Se puede querer ser dueño del mundo pero si no se tiene facultades para tal logro, se está soñando despierto. Las personas cuando tienen preparación suficiente como para vencer todo tipo de problema y según sus conocimientos, pueden ser útiles aquí y a 100 km., a la redonda. Por eso, lo más importante es saber, quedando relegado a segundo plano, el lugar de origen, razas y credos. En este caso, a un recién egresado de estudios superiores, no se le podría decir ¿Que has hecho por la vida? En cuanto a sus frutos, porque recién empieza su corto recorrido por el mundo al haber estado  preparándose a conciencia para el mañana. Lo que si se podría decir ¿Que piensas hacer en el  futuro?  No se le puede pedir honores de manera anticipada a nadie, sería como negar la virtuosidad sin límites que alberga en su ser. Todos son capaces de llegar a la cúspide  hasta de lo  imposible, por eso, las interrogantes y suposiciones acerca de la persona, es una injusta valoración que deja entrever un negativismo de parte del que niega las posibilidades de realización a sus semejantes. En esta calificación constante de la funcionabilidad del entorno, es ya conocido el enunciado, quien más objeta menos proyección tiene. Como quien dice, el que más habla es quien menos hace. Esto ocurre diariamente porque nadie está contento con la actuación ajena con razón o adrede. Cada cual tiene una opinión según su criterio que muchas veces  es parcial y direcciona el objetivo hacia sus intereses personales. Para nadie es extraño, los especialistas en agrandar o empequeñecer los hechos con el fin de tergiversar la opinión o minimizar los efluvios de grandeza del que va a paso de gigante. Por eso lo que tanto se comenta, no simboliza la realidad por ser un camuflaje de la verdad. En este proceso   de glorificación vana, hay quien canta victoria antes de combatir como hay quien aspira culminar la cuesta empinada de la montaña cuando no se tiene pies. Bueno es soñar pero sobre bases sólidas sin dejarse llevar por la fantasía. Es que cada cual sabe lo que es y si sobredimensiona sus alcances, está  ingresando al oscuro dominio del farsante  y una persona de esa calaña, no es lo que justamente necesita un país como el nuestro  para ascender hacia las estrellas. Hay  momentos que es bueno hacer la prueba para medir condiciones pero cuando se trata de horizontes personales. Más si  está en juego el desarrollo de miles de compatriotas, sería una determinación suicida comprometer el sagrado porvenir de toda una generación por deseos de gloria sin haberle ganado a nadie.

 

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