Hay personas que cuando ocupan un puesto importante en alguna empresa, institución o cualquier dependencia, o son amigos de personajes de importancia, se transforman totalmente y llegan al extremo que ya no conocen a nadie.
Se olvidan hasta de los propios amigos, familiares. Se crean una nube o aureola donde ellos solamente reinan, los demás estorban y están por gusto. Se creen favorecidos por la naturaleza, por la fortuna porque son de otro lote y nadie es igual que ellos. Generalmente ocurre con las personas que nunca han sido nada y apenas le cae un puesto del cielo, se elevan hasta las nubes y se creen una estrella así no tengan luminosidad. Esta dimensión de altitud, le dura hasta quien le da la vida permanece en su puesto. Unas vez que se le acaba su reinado, vuelve a ser uno más en la ciudad y el que vivía a su sombra despierta del sueño y empieza a pisar tierra y es cuando el pueblo lo repudia porque no supo comportarse en su debido momento. Hacemos esta reflexión, porque ejemplos de esta naturaleza se ven a cada rato. Los nombrados de algún ente se creen de otro planeta, los que tienen alguna profesión son eres especiales. El único que se muestra como tal son los que tienen que sudar la gota gorda para subsistir a duras penas. Pero aparte de ellos, hay algunos ineptos que sin saber ni como se encuestan en ese lugar, tratan mal a los clientes, crean problemas entre sus compañeros con golpes bajos, ellos no más quieren ser, indisponen a diestra y siniestra, se vuelven mensajeros del jefe que no le gusta nada el chisme. Sin saber leer y escribir son los que mandan en el centro de trabajo y el que no obedece al pie de la letra, es acusado ante el superior y hasta se hace acreedor a reprimendas y sanciones sin merecerlo. Cómo les encanta hacer esperar a las personas que acuden ante su persona por un servicio. Se sienten felices con el sufrimiento de terceras personas. Cómo les agrada mandar al desvío a los sufridos usuarios que no tienen la culpa de nada, ni de sus caprichos y brotes de omnipotencia. A tal punto que solamente quedan los que son de su agrado y luego empieza a formar su argolla o cofradía donde él es rey y brazo derecho del que comanda la nave. Esta especie rara de conducta pero común en la fauna laboral es la causa de tantas discordias empresariales y que no deja trabajar a voluntad a los demás. Pero subsisten porque aunque parezca mentira, aún hay personas que le gusta tenerlos a su lado para poder reinar con libertad. Saben que su apogeo dura poco porque todo tiene su final, por eso trata de sacar el máximo provecho a la situación pero como hasta para eso inepto, lo único que se preocupa de adquirir bienes materiales y no acrecentar sus conocimientos para que con razón de causa, recién puede decir que hace lo que más conviene y de acuerdo a las necesidades de las mayorías. Su cerebro mínimamente desarrollado le dice que el carro, el edificio, las propiedades materiales, simbolizan mando en la sociedad. Su mentalidad no da para más y se cree que es todo un patentado porque tiene riquezas que otros no tienen. El que piensa así solamente tiene un tiempo de vida igual que los objetos que se compró y se va envejeciendo como si fuese una cosa hasta que queda inservible. Recién es cuando se cuenta que lo que no muere ni se va la tumba, son las virtudes terrenales que lució en vida y que al convertirse en obras le permitirá una existencia hasta más allá de la muerte. Por eso el que se esfuerza por la grandeza económica, muere, más el que busca ser un millonario pero de conocimiento y espíritu, es eterno. Entonces busquemos esa eternidad que está al alcance de todos los hombres que aman a la vida con amor del corazón.