Los adelantos científicos de todos los tiempos, como el mundo de la cibernética; si bien es cierto significan una ventana para la superación personal de los habitantes del mundo, a la misma vez; si no se le utiliza en su verdadera y real dimensión, puede convertirse en corto tiempo en la puerta hacia la más flagrante denigración humana.
Esto demuestra con toda veracidad que tanto la ciencia como las múltiples aptitudes humanas, no siempre significan una real superación para la humanidad. Inclusive, hasta el estudio, si lo realiza una persona inconsciente, puede utilizar esa capacidad cognoscitiva para convertirse en un vil azote de sus hermanos de sangre. En este sentido, el hombre es eje principal de toda realización en bien del entorno en que vive y depende de su calidad humana que todo el saber existente sea utilizado en bien de las causas más justas de la sociedad. Por eso es importante la educación de la persona con bases sólidas desde antes de nacer, para que se convierta en un adalid de justicia en el lugar que se encuentre. El saber profundo no siempre significa paisajes de ventura, ni simboliza ecuanimidad de acción para con las masas humanas. Si no de donde existen connotados o eminentes intelectuales que hacen del delito una forma de vida y de la inmoralidad una costumbre muy arraigada en su existir. Tan es así que, por la envergadura de su falta, se colocan a la misma altura del que no sabe nada. Por eso, un honroso título, medallas y diplomas, en ciertos casos; porque hay venerables excepciones, no garantiza totalmente un baluarte y abanderado de la justicia y de conciencia global, porque en entre el conocimiento y la inconducta hay tan solo un paso. Diariamente conviven y porque no decirlo, esa cercanía tan peligrosa es una tentación al pecado por la que fácilmente se puede ser un delincuente de saco y corbata pero que se luce como el más honesto de los hombres sobre la tierra. Hay otros que viven medianamente bien, mientras afuera están que se matan por sobrevivir, ellos tranquilamente hacen sus actividades y le importa un comino lo que hagan los demás. De vez en cuando critican pero con tal que no les falte nada, con ello no es el pleito. Esta inercia mental y física cuando les conviene, también es otra forma de negativismo social. Es que en realidad, así sea una persona de connotado talento, no aporta en nada a la solución a los más grandes problemas que aquejan los ciudadanos. No hay pueblo sin problemas. Todos de algo padecen, por eso que los robots de todos los tiempos no tiene cabida en una sociedad que avanza a pasos agigantados en busca del verdadero sitial que le corresponde en la ruleta de la existencia terrenal.. Por eso, el saber mucho sin fines positivos y el hecho de vivir como si el resto no existiera, son lacras sociales que perturban el raudo viaje de los pueblos hacia su consagración final. De ahí que es base fundamental la concientización de la especie humana para mejores logros, es que muy poco vale un sabio sin fronteras pero con las uñas largas. El hombre por ser unidad divina, no debe vivir esperanzado que su talento basta para conseguir lauros de gloria. Al fin al cabo es un ser humano y como tal, debe ser ejemplo a seguir porque de lo contrario sería como predicar honradez y paz desde las celdas de una prisión.