Es increíble como en estos tiempo modernos, que entre tanta buena gente, aún existan personas de nuestra misma raza, sangre y que viven bajo un mismo universo y que por beneficios personales, dinero de por medio, o puestos de trabajo; quieran de día y con sol oscurecer la luz del día.
Lo que muestra certeza a más de una legua, con todo el cinismo del mundo; dicen que es falso y defienden tal aberración a capa y espada. No creo que tengan tanta necesidad como para vender tan barata su conciencia. Lo que sucede es que son mediocres de nacimiento y se suben al coche según la ocasión y aparentan regionalismo y sabiduría que no la tienen ni cuando sueñan. Ante esta inconducta inhumana que le malogra el día a cualquiera, ya es tiempo de no seguir siendo el títere del teatro de la calle, ¿qué piensan?, nadie se da cuenta de su falta de honorabilidad y que por un puesto de trabajo agachan la cabeza y dicen ¡SI! a todo y hasta quieren engañar a su entorno por ser portadores de la mentira que nace de una fuente mayor que le da la existencia a cambio de su servilismo. Hay muchas formas de vida, pero ésta que han elegido, es la peor porque hacen daño al país que pide a gritos la verdad. No es posible que públicamente se muestre un partidarismo no por convicción política, sino por ambición o en pos de trascender ya que por conocimiento nunca podrán, sino a costa del poder de otros Si se acentúa como costumbre nacional, siempre unos no más estarán a la palestra y los demás, una corte de vasallos al servicio del poderoso que hace lo que quiere con ellos porque solamente han nacido para inclinar la cerviz y obedecer calladamente, al grito del omnipotente. Es el pueblo quien lo comenta y se rompe la cabeza pensando, ¿no tienen familia para que le hagan ver que hace tiempo se abolió la esclavitud? ¿No tienen esposas e hijos? para que le expliquen que así no se debe ganar el dinero, sino con honor y dignidad. Lo peor es que con esa actitud muy propia solamente del ser denigrante, están engendrando una nueva generación de convenidos porque todo lo que se hace tiene secuela en la descendencia. Podrán dormir tranquilo con su conciencia, podrán hacer un recuento de las actividades del día y se evaluarán si han actuado bien o mal. Más a pesar de todo, con plena libertad, sabiendo de su ineptitud funcional, más frescos que una lechuga, se les ve por las calles sonrientes, alegres, como si fueran autores de una hazaña. ¡Qué tal inconciencia! Con personajes así, ¿cuándo va a existir la moral en un país? Esta reflexión no es invento.. Todos los días, cualquiera es testigo de manifestaciones de personas públicas, que por su falsedad, dan ganas de llorar. ¿Qué pensarán?, que mañana se van a morir y ya nadie le va a recordar sus incongruencias. La vida no se acaba con el gobierno de turno y es el pueblo y la historia quien los juzgará y los colocará en el cadalso del olvido y servirá de oscuro ejemplo para los que nos reemplazarán. Cada cual escribe la historia de su pueblo con sus acciones, Cada acto queda grabado en las pupilas del pasado y van a ser halagadas o renegadas de acuerdo a la situación y según las bondades de sus almas. Así que no hay motivo para volverse enemigo de su propia patria porque solamente somos pasajeros de algún puesto laboral, de algún trono ganado con sapiencia o con el brillo del vil metal. Nada es para siempre y el poder es lo que se acaba primero. Lo único que es eterno es la sabiduría espiritual, lo demás, se aleja, se pierde y de igual forma como viene, se va y al final, no somos nada si no se ha dejado huellas imperecederas para la posteridad.