Una persona que en todo imita a los demás continuamente, hasta en el modo de andar; nunca va a formarse una identidad propia que lo haga diferente, entre toda una multitud de seres humanos que buscan un sitial en esta existencia que cada vez es más extraña y breve.
Es bueno en un inicio hacer acopio de la llama espiritual de los demás, pero una vez que se tiene bases sólidas como para ascender los peldaños de la victoria, es preciso que cada cual diseñe sus pasos y haga caminos inmarchitables donde todo un sin fin de individuos anhelantes de nuevas brisas, puedan transitar en pos de la gloria. Por eso como punto central de esta reflexión y buscando causas sobre el por qué de los senderos erróneos que nublan el espacio y hace imposible el aleteo suave y alentador de una ilusión. Resulta que si se le hace las tareas a los hijos o crecen con una luminosidad que no es de su mundo interior sino de una estrella lejana, O el que se pinta de águila pero hablando en oro, con el perdón de esta especie natural, no es ni siquiera ni la más insignificante avecilla alada ¿Qué futuro se puede esperar? Acaso hoy o mañana es posible vivir bajo una careta. Cada cual debe aprender a pensar y ser al autor de su propia hoja de ruta de realizaciones con futuro alentador. Quizás encuentre una serie de tropiezos, llegue a sentir el sabor amargo de la derrota, pero eso no es malo porque está demostrado que después del fracaso viene el éxito. Es que los golpes en la vida enseñan a vivir. El que triunfó con la ayuda continua de otros, es efímero su reinado. El que logró el umbral de la calidad con su propio esfuerzo, con llanto y lágrimas, aunque tarde, se convertirá en una luminaria eterna. Entonces, si esto no es nada raro, ni oculto. No tiene razón de ser, que estas alturas de la vida, aún haya personas que le construyan una sombra a la descendencia y le hagan la propaganda innecesaria de virtudes que no la tienen. O alguien aparezca con vestiduras de majestad, mostrando una sabiduría poco común, pero que busca el origen de la enfermedad del cerebro en la planta de los pies. Solamente se logra una vida feliz cuando los atributos son reales y verdaderos, más no cuando son copiados de fuentes ajenas. El plagio es la negación del talento y hacer propio lo de otros, es el delirio cavernario de dos mentes en crisis. No hay que olvidar que el sol se llama así porque da sus rayos. La noche tiene ese nombre porque brinda oscuridad, entonces no se concibe un hombre con un fantasioso brillo esplendoroso que se apaga totalmente cuando se descubre la real fuente del talento. Cada persona es como es y si tiene cierto grado de cultura, debe lucir las reales bondades de su alma. A nadie lo castigan por no ser una eminencia. La ruta del conocimiento es todo un proceso que empieza por las pequeñas cosas y se proyecta al infinito con raudo paso y no tiene fin. Entonces, no hay que pintarse con el color de la sabiduría que la vida no es una fiesta de carnavales ni es una carrera que gana el que más miente o finge. El mundo no es el mercado de las más grandes apariencias, es el suelo donde la felicidad se moldea en el yunque de la verdad y el que se encamina por un sendero irreal, así haga alarde de sapiencia, ya está muerto en vida. Por lo que no debemos intentar ser un habitante más de ese cementerio que si no está a la vuelta de la esquina, reside en nosotros mismos. Por eso es inaudito matar nuestras originales virtudes por un horizonte de espejismos en la cual se incluye nuestro entorno y condenar al fracaso o la pérdida de la credibilidad de los que depositan su confianza en el falso gurú del oportunismo, cuando en el fondo, están rindiendo pleitesía a un ídolo de papel que se incendia en cualquier momento porque su corazón es un infierno.